Fernando Benítez Rodríguez. Ex alumno de la Iª Edición del Máster en Derecho Digital y Sociedad de la Información.

Abogado especialista en Nuevas Tecnologías, Socio de ENATIC.

El Internet de las Cosas: ¿La rebelión de las máquinas?

21 enero 2014

Nunca llegamos a pensar que una de las tareas básicas que se iba a añadir a nuestra rutina diaria sería la de mirar nuestro Smartphone a primera hora de la mañana para revisar nuestros emails o conversaciones de chats pendientes del día anterior.

La evolución de la tecnología en el siglo XXI ha supuesto un cambio en los hábitos de consumo que ha “alterado” nuestro modus operandi con la creación de una relación “hombre-dispositivo”, basada en la conectividad entre las personas a través de los diferentes dispositivos electrónicos que usamos en nuestro día a día para comunicarnos.

Esta relación hombre-dispositivo o, en su concepto más primigenio, hombre-máquina sigue avanzando a pasos agigantados hacia lo que viene a denominarse como el Internet de las Cosas, concepto que versa en una unión casi simbiótica basada en la inteligencia artificial y los hábitos de comportamiento de los usuarios o, dicho de otra manera, los datos de los usuarios.

El Internet de las Cosas se configura como la interconexión entre los diferentes dispositivos inteligentes a través de Internet que, mediante el uso de los datos que posee sobre los usuarios, prestan determinados servicios o funcionalidades con el objetivo de simplificar la actividad cotidiana de los mismos.

Podemos poner de ejemplo las famosas casas domóticas o casas inteligentes que llevan bastante tiempo existiendo, pero su implantación en los hogares tradicionales se ha realizado de forma lenta y solo accesible para personas de alto poder adquisitivo.

El Internet de las Cosas permitirá, por ejemplo, que nuestro frigorífico detecte que se han acabado los cartones de leche que teníamos almacenados en él y, mediante la conexión establecida entre el frigorífico y Internet, realice el pedido de forma automática a nuestro supermercado habitual. Esto supone que los objetos normales y corrientes que poseemos en casa pasaran a estar conectados a Internet y adquirirán la condición de “inteligentes”.

Así las cosas, veremos cómo las básculas nos dirán cual es la dieta mas recomendada que debemos seguir en función de nuestro peso o nuestra televisión nos recordará que nos hemos perdido el capítulo de la semana pasada de nuestra serie favorita y nos lo ofrecerá al instante para que lo veamos o nuestra cocina sabrá que a partir de las 21:00 horas debe empezar a cocer los espaguetis porque sabe que tardará una media de 45 minutos para así tenerlos preparados, ya que sabrá que a nosotros nos gusta cenar habitualmente en torno a las 22:00 horas de la noche.

A priori pueda sonar a ciencia ficción o de un futuro muy lejano, pero ese futuro es hoy y buena prueba de ello es la compra por parte de Google de la empresa Nest Labs cuya dedicación principal es la automatización de los hogares.

Ahora bien, estos objetos inteligentes se nutren de un elemento primordial y que cada vez más preocupa a los usuarios: los datos.

Para que los objetos puedan prestar esas funcionalidades que se han descrito anteriormente, estos necesitan estudiar al usuario y sus hábitos de consumo para conocer cuando deben realizar la compra o cuando deben cambiar la temperatura del agua del termostato si acabamos de llegar a casa y por la noche nos gusta darnos una ducha con agua muy caliente y, en cambio, por la mañana preferimos el agua fría.

Dicho de otra manera, nuestros datos serán la gasolina con la que se nutrirán las máquinas para poder prestar las citadas funcionalidades descritas anteriormente. Cada vez es más frecuente ver como los consumidores y usuarios se preocupan más por sus datos personales y los perfiles que poseen las empresas sobre un individuo.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, el Internet de las Cosas supondrá otra preocupación más de cara a conocer quien maneja mis datos y, sobretodo, el gran conocimiento que poseerán mis electrodomésticos o mis dispositivos sobre mí y mi forma de vivir, lo que puede tornarse en una personalización aún mayor de las ofertas publicitarias que recibimos de manera constante en la actualidad, dado que detrás de esos dispositivos se encuentras las empresas que los han creado y comercializado.

Cabe mencionar que el Internet de las Cosas no estará exento de problemas relacionados con la Seguridad; no en vano, ya han sucedido casos de ataques realizados por hackers haciendo uso de un frigorífico inteligente.

Por lo tanto, podemos prever que tendremos que empezar a pensar de qué manera podremos protegernos para no ser víctimas de un ciberataque y que un tercero no se haga con el control de nuestro frigorífico (¿Se imaginan que un hacker desde su casa realice un pedido por valor de 1000 € al haberse hecho con el control de nuestra nevera?). Aunque suene extraño en la actualidad, tendremos que tomar el hábito de instalar antivirus y cortafuegos a nuestros electrodomésticos para evitar ataques con carácter malicioso.

En conclusión, el Internet de las Cosas es aún un concepto “novedoso” en cuanto a su implantación en el día a día, pero en los próximos años veremos cómo nuestras casas serán “invadidas” por objetos que nos dirán que es recomendable que comamos o que películas o series tenemos que ver en función del tipo de contenido que vemos normalmente.

Pensándolo bien, este concepto de objetos inteligentes que aprenden de nuestros hábitos para ofrecernos servicios me recuerda a la premisa que relataba la película de 1984 «Terminator», en la cual, una inteligencia artificial denominada Skynet, que se basaba en el aprendizaje a través de los datos, se hacía con el control del arsenal militar de los Estados Unidos. En el caso de que suceda algo parecido a raíz de la implantación del Internet de las Cosas, que nadie diga que no fueron avisados.

Artículos relacionados

3 Comentarios

Juliana

Toda la razón del mundo, tiene su parte positiva y la negativa obviamente, en general creo que nos ha beneficiado, es cierto que ha quitado puestos de trabajo pero también lo ha dado.
Y ha dado más acceso a la información, estudios… es una facilitación de vida.

Jonathan Heredia

Interesante, su artículo me confirma que nos estamos haciendo más dependientes de esta tecnología y llegaremos a un punto que no podremos vivir sin ella. Como dijo Albert Einstein «Temo el día en que la tecnología sobrepase a la humanidad», esto es lo que esta ocurriendo, bajo mi humilde opinión.

    Carmen

    Hola Jonathan. Ese día llegó hace mucho tiempo y no hay vuelta atrás. Es bueno ser consciente de ello, pero tampoco debemos dejar que nos afecte. Gran cita de Einstein por cierto! Saludos y enhorabuena por el post, ha sido muy entretenido. :)

Envía un comentario

*