Núria Càrcamo Bonet. Alumna del Máster en Literatura en la Era Digital

En los últimos cinco años me he dedicado a vivir y explorar la revolución de los contenidos digitales participando o coordinando proyectos de comunicación online para empresas e instituciones, sobre todo del sector cultural, especializándome en el marketing de contenidos. Actualmente ejerzo de Community Manager y colaboro semanalmente en el digital de cultura Nervi.cat. También asesoro y acompaño a pymes en sus objetivos de comunicación y ventas en Internet. Asimismo, mi interés creciente por el libro digital y el sector editorial me ha llevado a cursar el Máster en Literatura en la Era Digital.

@ncarcamob

Una tarde con un desenlace inevitable

22 noviembre 2013

Dicen que todo el mundo tiene una entrevista. También creo que toda decisión que tomamos tiene una historia detrás. Me explico: hace exactamente un año yo no sabía de la existencia del Máster en Literatura en la Era Digital ni hubiera sabido qué contestar si alguien me hubiera preguntado sobre el IL3. En cambio, este mes de noviembre he empezado a cursar el máster y estoy muy contenta y orgullosa de volver a ser estudiante. ¿Qué ha cambiado?

Esta historia tiene una clara protagonista y no soy yo precisamente. El 30 de noviembre de 2012 yo y mi marido Oscar estábamos en Reus por un motivo muy especial. Después de mucho tiempo de espera y cierta incertidumbre, por fin se presentaban los libros premiados por Òmnium Cultural Baix Camp durante los últimos años, que tanto esfuerzo había costado editar y publicar. Yo había ganado la edición 2009 del Premio Gabriel Ferrater de Poesia con mi poemario Els fruits de l’esbarzer, finalmente incluido en el libro Metàfores inèdites. En la sede de Òmnium nos reunimos los organizadores, representantes institucionales y, por supuesto, los jóvenes autores premiados con sus respectivas familias y amigos. Para mí el evento era doblemente importante, pues no había podido asistir, tres años atrás, a la entrega del premio.

Entre las diferentes personalidades que participaron en el acto una destacaba por encima de todas. Los que la conocéis, ya sea en persona o por su activa presencia en la red, ya habréis empezado a dibujar una sonrisa de complicidad. Laura Borràs, la gran dama de Twitter, embajadora de la palabra en todas sus formas y expresiones, estaba en Reus como comisaria del año Sales, Calders y Tísner. Laura, con su habitual sonrisa y entusiasmo, nos hechizó con sus palabras. Creo que todos caímos bajo una especie de embrujo del que no queríamos salir. Laura nos habló de Joan Sales, Pere Calders y Avel•lí Artís-Gener, más conocido como Tísner, como si un rato antes hubiera estado tomando un café con ellos. Laura supo transmitir su amor por la literatura y nos convenció, tanto que llegué a una certeza y un lamento. La certeza es fácil suponerla: tenía que leer Sales con urgencia —ese gran desconocido en las letras catalanas. El lamento fue que ojalá todos mis profesores hubieran sido como ella.

Y no es cuestión solamente de ser cercano o accesible, ni tan siquiera de tener un conocimiento extraordinario sobre una materia en concreto. Laura deslumbró porque parecía que fuera la primera vez que hablaba del año Sales, Calders y Tísner cuando éste ya llegaba a su fin, como si ella misma se hubiera enamorado de ellos el día antes. ¿Quién no seguiría a una persona que habla con tal convicción, que siempre está dispuesta a llevar su pasión allí donde sea necesario, ante un grande o un pequeño auditorio?

Agradecí enormemente haberla conocido e inevitablemente la admiré y la seguí, como se siguen a los líderes, a aquellos que son capaces de despertar conciencias y movilizar el pensamiento. Así, investigando a Laura por Internet, navegando de un sitio a otro, llegué a dar con el Máster en Literatura en la Era Digital. Me informé y no tuve dudas: el máster respondía a mis expectativas personales, que son fácilmente deducibles, y profesionales, pues soy periodista y desde hace años me dedico a crear contenidos digitales. Este mes de noviembre volví a coincidir con Laura, ya como profesora y alumna, y la sensación fue exactamente la misma: proximidad, cercanía, fuerza, ilusión… Fue muy bonito volver a verla y ver que nada había cambiado.

Es bueno saber que hay personas como Laura. Y sobre todo, que personas como ella se dediquen a enseñar. Una vez leí que la describían como la Sherezade del siglo XXI. Me parece un calificativo estupendo. Y espero poder ser, durante dos años, una digna oyente de sus historias.

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