Desde que surgieron las redes sociales la sociedad no sólo se ha dado cuenta de su poder comunicativo, sino también de la utilidad que llegan a demostrar más allá de un uso personal. En un ámbito laboral, las funciones que tienen estas herramientas facilitan el trabajo diario, pero se ha hecho necesaria la creación de unas aplicaciones más enfocadas a una utilización profesional de las mismas, permitiendo también separar nuestros perfiles personales de los laborales. Así es como han surgido las llamadas redes sociales corporativas.
Las redes sociales corporativas son herramientas de colaboración en un entorno profesional que facilitan el intercambio de conocimientos e información en tiempo real entre los profesionales de una misma organización.
Se trata de una estructura social en la que los diferentes participantes interactúan por cuestiones relacionadas con el entorno laboral.
En definitiva, son herramientas digitales colaborativas en un entorno laboral cerrado que facilitan la fluidez del trabajo entre los miembros de una organización.
Las redes sociales corporativas más utilizadas son, como puedes intuir, los correos electrónicos de empresa. Fueron el primer medio digital que se utilizó con este fin y hoy por hoy sigue siendo el más extendido en cualquier compañía.
Pero la evolución digital ha hecho que este sistema se quede corto para algunas funcionalidades. Una vez que los usuarios han disfrutado de redes sociales convencionales como Facebook o Twitter, por ejemplo, nos damos cuenta de que hay funcionalidades de estas herramientas cuya implementación en una empresa facilita la actividad diaria de los equipos de trabajo.
Es por eso que cada vez hay más empresas que usan redes sociales corporativas propias, adaptadas a sus necesidades. Esto reporta numerosos beneficios a las organizaciones:
Con todas las ventajas que se pueden obtener de una red social corporativa, no es extraño que hayan surgido multitud de herramientas digitales que reúnen muy diversas características enfocadas a facilitar el trabajo diario de las empresas. En función de las necesidades de cada organización y de las prestaciones que puedan obtener de ellas, las compañías se decantan por un sistema de trabajo u otro y, ciertamente, hay una amplia oferta entre la que elegir. Veamos algunos ejemplos:
Es un paquete de Google que engloba todas sus herramientas de trabajo: Gmail, Drive, Calendar, Hangouts, etc. Es muy útil, pero tiene un inconveniente: no es una única aplicación sino un conjunto de muchas y eso, muchas veces, dificulta la agilidad del flujo de trabajo.
Esta red requiere de un acceso con correo electrónico corporativo. Entre sus funciones están la de cargar archivos para trabajos en equipo, generar eventos, publicar comentarios, etc. Su interfaz recuerda mucho a Facebook.
Se trata de una herramienta con la que se pueden compartir enlaces, imágenes, presentaciones, vídeos y documentos largos, entre otros archivos. Incluso da la posibilidad de crear encuestas para conocer opiniones dentro del entorno laboral sobre determinados temas. Multinacionales de la talla de H&M la utilizan como red social interna.
Estos tan solo son sólo tres ejemplos de redes sociales corporativas que cada vez están más extendidas entre empresas de todo el mundo, pero hay muchas más y con utilidades muy variadas (y cada vez más avanzadas y útiles) con el objetivo de facilitar la actividad de las organizaciones.
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