En Cataluña, el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) es un servicio de respuesta asistencial a las urgencias y emergencias sanitarias extrahospitalarias de forma rápida y eficiente las 24 horas del día, los 365 días del año. Concretamente, da respuesta a las demandas de asistencia sanitaria en situaciones urgentes que pasan fuera del hospital y moviliza los recursos para garantizar la supervivencia de la persona afectada. También traslada las personas que se encuentran en estado crítico desde el hospital donde se encuentran a otro más adecuado para atender su enfermedad o problema de salud. También participa con servicios especiales como la ayuda en situaciones de riesgo previsible o asistencia sanitaria en el marco de la activación de los Planes de Emergencia y Catástrofes. Y, finalmente, está activo en los programas sanitarios de ayuda en colaboración con el Departament de Salut y el Servei Català de la Salut (CatSalut), como puede ser el gestioemocional.cat, Código Riesgo Suicido, si hablamos de psicólogos.
El proceso asistencial se desarrolla en dos ámbitos diferenciados:
El mundo no se para. Por ejemplo, el 17 de agosto del 2017, el día del atentado en Barcelona. Ese día, entre las 17 h y las 23 h, en la ciudad de Barcelona, paralelamente, se atendieron a 548 incidentes más no relacionados con el acto terrorista, movilizando 211 ambulancias. Ese año, el SEM registró un total de 1.659.787 incidentes.
Así, el SEM está integrado por un equipo de profesionales (médicos, enfermeros, psicólogos, teleoperadores de demanda, gestores de recursos y técnicos de transporte sanitario).
Los psicólogos en el SEM desarrollan servicios de atención presencial y atención no presencial.
Más allá del SEM, podemos encontrar psicólogos de emergencias en otras vinculaciones.
El Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona también tiene incorporados desde hace años psicólogos de emergencias en sus equipos. Cruz Roja tiene en sus ERIE la figura del psicólogo de emergencias, como también lo hacen otras organizaciones nacionales e internacionales vinculadas a crisis humanitarias. También los podríamos encontrar en asociaciones contra las desigualdades (violencia de género, agresiones sexuales, refugiados, desahucios, entre otras) y asociaciones de víctimas de terrorismo. Los equipos de asesoramiento en centros educativos tienen equipos pensados para responder en situaciones complicadas. Hay psicólogos especializados en emergencias en psicooncología, en el PADES, neonatología, reproducción asistida, centros educativos (guardería, infantil, primaria, secundaria, enseñanza no obligatoria, universidades), tanatorios, etc. y empresas privadas proveedoras de servicios de psicología también ofrecen servicios especializados. O en secciones de riesgos laborales de empresas. El mercado laboral en este ámbito va creciendo poco a poco. Y entendemos que no solo hay emergencias y catástrofes, sino también situaciones de crisis, o microemergencias, mucho más cotidianas, más frecuentes, y que son igualmente de gran impacto teniendo repercusión personal y para el entorno social y municipal.
La formación que se está llevando a cabo en psicología de emergencias se ha ido especializando progresivamente y la vinculación con la enseñanza universitaria se ha hecho imprescindible. Todavía fuera de los grados de psicología, algunas universidades han apostado por desarrollar programas de postgrado, como el IL3-UB, que actualmente está finalizando la segunda edición del Postgrado en Psicología de Emergencias y Catástrofes, con el cien por cien de plazas cubiertas de nuevo. Actualmente en Cataluña esta es la vía presencial para la formación regular completa en psicología de emergencias.
El Colegio Oficial de Psicología de Cataluña tiene desde 2016 una sección de psicología de emergencias y ofrece formación continuada dentro la programación formativa anual del COPC. Son cápsulas de aprendizaje adicionales.
La formación en intervención psicológica en situaciones de crisis y emergencias acaba siendo muy útil también en la práctica clínica de despacho, por la terapia. El conocimiento del trauma en los primeros momentos, saber cómo intervenir, es una herramienta poderosa en la práctica terapéutica.
Y no solo hace falta una formación académica para poder ejercer como psicólogo de emergencias. También hace falta estar preparado personalmente, ser capaz de afrontar situaciones de alto impacto y saber gestionar la acumulación de intervenciones duras y exigentes que nos pueden hacer vulnerables. Este trabajo forma parte del autocuidado de los intervinientes.
Y todavía más allá, no todo el mundo que se ha adentrado en esta disciplina ha sentido que era capaz de incorporar estas experiencias sin que le repercuta en la su vida personal.
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