Entrevistamos a Roberto Herrscher, escritor y periodista, especializado en cultura, sociedad y medio ambiente, y profesor de periodismo . El que fue durante 18 años Director del Máster en Periodismo BCN_NY del IL3, nació en Buenos Aires en 1962, estudió sociología y teatro en su ciudad natal, periodismo en Nueva York y reporterismo ambiental en Berlín. Es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Master en Periodismo por Columbia University.
- Siempre reivindicas «la necesidad de entender el pasado para poder entender el presente». ¿Cómo se presenta la realidad actual del periodista frente a la que teníamos antes de la pandemia?
El conocimiento del pasado es importante siempre, creo, y más en un momento en que se detiene una tendencia, en que cambian las circunstancias. Parte de lo que cuenta el buen periodismo de hoy es cómo sucedieron anteriores pandemias, encierros, crisis económicas y sociales.
Pero no cualquier recuerdo del pasado es útil. Es bueno recordar colectivamente las distintas formas de la experiencia pasada y de la memoria. Muchas guerras se justifican por un recuerdo tendencioso, unilateral del pasado. Por eso pienso que, junto con entender y buscar los datos y las voces del presente, hay que acudir a recuerdos dispares, contrastantes de personas vivas y documentos, para aprender de ese pasado de forma útil.
Y específicamente respecto de lo que estaba sucediendo cuando nos cayó la pandemia, me parece importante recuperar el valor del encuentro, de vernos las caras, hacer cosas juntos, entendernos en la acción compartida. En los estudios de periodismo esto es especialmente importante: debemos revalorizar lo que se puede hacer en un aula, en una sala de ordenadores como el Aula 23 de IL3, que funciona como una sala de redacción compartida, y también en lo que vale salir a la calle a buscar las noticias y las historias. Espero que cuando volvamos, nos acordemos de lo que extrañamos el salir y que salir y ver el mundo nos ayude a entenderlo.
- ¿Qué papel juega el periodismo (en especial el periodismo narrativo) en un momento tan delicado como el de una pandemia y crisis mundial?
Veníamos de una discusión vital sobre el crecimiento y la influencia de las mentiras. A mí no me gusta llamarlas noticias falsas o “fake news”, porque quiero enfatizar que, si son falsas, no son noticias. Tienen el lenguaje o el formato de las noticias, pero son engaños, trampas. De la misma forma en que el falso amigo no es un amigo: el adjetivo suprime el sustantivo.
En este contexto, la responsabilidad de los periodistas es enorme, porque deben hacer oír la voz de la verdad, de la razón, de la independencia, de lo socialmente relevante, del interés público y el ángulo desde el cual deben contarse las cosas. Vivimos tapados hasta el cuello de mentiras, de noticias interesadas, de tonterías y de opiniones ignorantes. Presentar a nuestra sociedad, en medio de ese mar contaminado, una botella del agua potable de la información cierta y acuciosa es una tarea cada día más importante.
Y ahora, con la pandemia, han aumentado tanto las mentiras como las medias verdades. Y es labor tanto de los periodistas como de los estudiosos de la comunicación y los estudiantes como los del Máster BCN_NY separar verdades de mentiras y señalar los orígenes y objetivos de la desinformación.
Un trabajo muy bueno de un equipo de académicos españoles, se revisa la tipología, el origen, el objetivo y el efecto de los bulos de este momento. Es una de las excelentes investigaciones y reflexiones que provienen del ámbito académico. Creo que en estos tiempos, ese encuentro entre periodismo y academia, del que este Máster de IL3 es ejemplo, es una gran posibilidad de juntar las preocupaciones de lo inmediato con la reflexión pausada.
- En concreto en Latinoamérica donde están ahora sufriendo más gravemente la crisis de la COVID19, ¿cómo está viviendo el periodismo un entorno tan crítico e incierto?
Lo está viviendo con mucho miedo y ansiedad. Esta pandemia ha agudizado la crisis económica y de visibilidad de los medios y el sostenimiento de los periodistas. Creo que es un gran golpe a las ya menguadas ventas de los medios en papel, y por la crisis de las empresas, una baja también en la pauta publicitaria. En estas circunstancias, medios diezmados deben cubrir noticias de difícil acceso por las restricciones de movilidad, e informar a un público ávido. Pero por otro lado, ante la necesidad de información, de comprensión, de noticias del Covid pero también de otros temas que nos saquen el monotema, se está desplegando la creatividad y la imaginación de una generación de periodistas que pueden volar porque lo que les toca investigar es algo nuevo, que requiere miradas y soluciones nuevas. Y en medios digitales más audaces y más independientes se está haciendo muy buen periodismo. Es un momento a la vez difícil e ilusionante para las nuevas generaciones.
- ¿Qué diferencias fundamentales (si las hay) crees que hay entre el periodismo latinoamericano vs. el periodismo peninsular (en especial en referencia a la cobertura de la pandemia de la COVID19)?
Creo que en toda España, y Catalunya no es la excepción, la política se ha vuelto más agria y partidaria: no hay grandes acuerdos nacionales o búsquedas de trabajar juntos ante esta crisis, como sucede en varios países de América latina. Y gran parte de la pelea política entre bandos rivales, que lamentablemente no se ha detenido ni con el peligro enorme y el daño de la pandemia y el encierro, se traslada a los medios.
Lo que veo en los medios y de parte de sus analistas es un ataque o una defensa del gobierno y de los gobiernos autonómicos según su color político. Son como dos púgiles tirándose puñetazos en la borda del Titanic. El barco está en peligro de hundirse y ellos cada día buscan el menor resquicio para ganar ventaja a su rival. A la distancia (hace cuatro años que volví a Latinoamérica) me causa dolor, porque en muchos de estos medios hay grandes profesionales.
Hay muchos problemas en los medios latinoamericanos, entre ellos la falta de recursos, de personal y de formación, y la cerrazón de las fuentes. Por lo general están peor escritos. Pero no percibo este partidismo que muchas veces empaña las mejores intenciones de la prensa española.
Por otro lado, sí noto en los medios españoles mayor formación y desarrollo de un periodismo científico y médico, tan necesario en este momento, que muchas veces falta en los medios latinoamericanos.
- ¿Cómo debe ser un buen periodista y qué papel juega la tecnología en el periodismo actual?
Por lo último que mencioné, la formación es esencial para el buen periodismo, que es lo que exigen los públicos de hoy. El periodismo compite por un lado con los farsantes e interesados que pululan por las redes sociales, y por otro, con los científicos y expertos. Nuestros egresados deben saber de ciencia y tecnología, pero también de dónde buscar la información que no saben y cómo estar seguros de cuál es confiable. Y también saber cómo hacerla comprensible y atractiva para un público exigente.
Todo esto se enseña en el intenso programa del Máster en Periodismo BCN_NY de IL3-Universidad de Barcelona y Columbia University. Algo que hacen los alumnos del máster, y que quiero replicar en Chile, donde estoy ahora, pero requiere de grandes profesionales que a la vez son maestros de su oficio, como los que imparten los cursos tecnológicos y guían a los alumnos a hacer la Revista Digital La22 del máster barcelonés, es a realizar un producto de calidad profesional y atractivo, en tiempo real, con el apuro que debe primar en una sala de redacción moderna, pero con la calidad y la profundidad de un mensaje útil que perdurará en el tiempo.
