Universo de las emociones: la herramienta que necesitas para conocer y gestionar tus sentimientos.

29 septiembre 2015

El Universo de Emociones es un trabajo en equipo en el que han participado Eduard Punset y el Grupo Punset, representado en este caso por Magda Vargas; el equipo de diseño  PalauGea, formado por Ana Gea y Víctor Palau, que han hecho posible la visualización del Universo de las Emociones y han elaborado el diseño gráfico y el que suscribe, que ha procurado aportar la estructura de las emociones desde la perspectiva de la educación emocional.

El proyecto – Universo de emociones

Las emociones son la esencia de la vida. Cuando tenemos tiempo libre procuramos realizar actividades que activen en nosotros emociones que nos satisfagan. Sin emociones seríamos como máquinas.
Las emociones son reacciones del organismo que producen experiencias personales percibidas de forma inmaterial, lo cual dificulta su conocimiento en una cultura caracterizada por la materialización de las experiencias. Por ejemplo, la forma de expresar amor muchas veces es materializándolo con un regalo. Necesitamos ver y tocar las cosas para comprenderlas mejor.

La falta de hábito en analizar las emociones por su inmaterialidad hace que no sepamos mucho de ellas. ¿Dónde están las emociones? En nuestro interior. ¿Cuántas emociones hay? Muchas. ¿Cómo se estructuran? De forma compleja.

A esta última pregunta pretende responder un material didáctico en forma de poster titulado Universo de Emociones.

La intención es visualizar el rico mundo de los fenómenos afectivos que experimentamos. Para ello se propone un mapa de las emociones que facilite la visualización de una realidad inmaterial y compleja. De esta forma se presenta el universo de las emociones, de forma visual, como estrategia para ayudar a su mejor comprensión.

El proyecto Universo de Emociones incluye el poster y un manual de instrucciones. Ambos se han concebido como un material didáctico con el propósito de ayudar a comprender el mundo de las emociones.

Galaxia AMOR

Galaxia AMOR

Las galaxias de emociones

Cuando dos personas se encuentran y uno pregunta “¿cómo te sientes?”, muchas personas se limitan a responder “bien”. Pero hay otras personas capaces de matizar más y pueden responder: satisfecho, entusiasmado, alegre, enamorado, feliz, indignado, ansioso, triste, decepcionado, frustrado, etc. El listado se puede alargar hasta más de quinientas posibles palabras que describen emociones que se pueden utilizar para explicar cómo nos sentimos.

Todas las emociones se pueden agrupar en grandes familias. Por ejemplo, en la familia de la ira se incluyen rabia, cólera, rencor, odio, furia, indignación, etc. Vamos a considerar a las familias como galaxias de emociones.

En cada galaxia hay un conjunto de emociones con características similares que permiten incluirlas en el mismo grupo. A veces parecen como sinónimos, pero en el fondo son matices dentro de la familia.

Las grandes galaxias que se contemplan en este mapa son miedo, ira, tristeza, alegría, amor y felicidad. También se incluyen la sorpresa, el asco, la ansiedad, las emociones sociales y las emociones estéticas.

Cada galaxia de emociones se denomina de forma genérica con el nombre de una de ellas. Por ejemplo ira, representa a toda la galaxia; lo mismo respecto a miedo, tristeza, alegría, etc. Son palabras que tienen un sentido general como denominación genérica de la galaxia y un sentido específico como estrella principal de la misma galaxia.

Galaxia TRISTEZA

Galaxia TRISTEZA

La bipolaridad emocional

La distinción entre emociones positivas y negativas es tan evidente que no necesita mayor explicación. La mayoría de las personas tienen claro que miedo, rabia o tristeza son emociones negativas; mientras que alegría, amor y felicidad son positivas.

Sin embargo conviene dejar claro que “emociones negativas” no significa “emociones malas”. A veces se ha establecido erróneamente una identificación entre negativo igual a malo y positivo igual a bueno. Conviene desmontar este error. Si no lo hacemos, nos podemos encontrar con lo que le pasó a un señor que se hizo la prueba del sida y llegó a su casa todo contento diciendo: “Me he hecho la prueba del sida y afortunadamente los resultados han sido positivos”. Confundir positivo con bueno o negativo con malo puede llegar a ser fatal en algunos casos. Nadie considera que el polo positivo de un imán o de un cable de electricidad es bueno y el negativo, malo. Sería un error considerarlo así.

Hay que dejar claro que todas las emociones son buenas. El problema está en lo que hacemos con las emociones. Cómo las gestionamos determina los efectos que van a tener sobre nuestro bienestar y el de los demás.

Pero siendo buenas todas las emociones, algunas nos hacen sentir bien y otras nos hacen sentir mal. Por esto a unas se las denomina positivas y a otras negativas en función de si aportan o no bienestar. En base a esta clasificación, se pueden distinguir dos grandes constelaciones:

  • Constelación de las emociones negativas, cuyos centros son miedo, ira y tristeza. Representamos esta constelación mediante un triángulo en la parte inferior del universo. En una zona caracterizada por la presencia de mucha materia oscura, con un campo gravitatorio muy potente.
  • Constelación de las emociones positivas, cuyos centros son alegría, amor y felicidad. Representamos esta constelación mediante un triángulo en la parte superior del universo. Su campo gravitatorio no tiene tanta fuerza como el anterior.

Las emociones negativas se experimentan ante acontecimientos que son valorados como una amenaza, una pérdida, una meta que se bloquea, dificultades que surgen en la vida cotidiana, etc. Estas emociones requieren energías y movilización para afrontar la situación de manera más o menos urgente.

Las emociones positivas, en cambio, se experimentan ante acontecimientos que son valorados como un progreso hacia los objetivos personales. Estos objetivos son, básicamente, asegurar la supervivencia y progresar hacia el bienestar. La supervivencia y el bienestar tienen una dimensión personal y social. Es decir, no solamente para mí, sino también para las personas queridas. En este sentido se puede extender a la humanidad entera. Las emociones positivas son agradables y proporcionan disfrute y bienestar.

Galaxia FELICIDAD

Galaxia FELICIDAD

La presencia de estas dos constelaciones representa la polaridad emocional. Es decir, las emociones se sitúan en un eje con dos polos: positivo y negativo. En cada uno de los polos hay una emoción: alegría-tristeza, amor-odio (ira), felicidad-infelicidad, ilusión-desilusión, moral (alta)-desmoralizado, etc. Si bien conviene reconocer que algunas veces desconocemos las palabras que designan a las emociones en cada uno de los polos.

Lo cierto es que hay más palabras para describir emociones negativas que positivas. Esto se debe a qué somos más sensibles a lo negativo que a lo positivo. Como hemos dicho, la constelación de las negativas tiene un campo gravitatorio más potente. Las emociones negativas suelen ser más frecuentes, más intensas y más duraderas que las positivas. Por naturaleza estamos más sensibilizados ante lo negativo que lo positivo.

Esto se explica en el hecho de que las emociones negativas tienen una función esencial para aumentar las probabilidades de supervivencia. Mientras que las emociones positivas no son indispensables para sobrevivir, sino que van orientadas a la felicidad. Pero conviene tener presente que estamos programados para sobrevivir, no para ser felices. Ser felices significa nadar contracorriente: superar el campo gravitatorio de las negativas para intentar acercarse a las positivas.

Lo siento pero hay que aceptar la realidad. No hemos de ser ingenuos. Si vivimos largos años vamos a experimentar inevitablemente emociones negativas. Los impactos emocionales negativos que recibimos son superiores en número y en intensidad a los positivos.

En cambio las emociones positivas las tendremos que buscar y construir, y no siempre lo vamos a lograr. Pero el esfuerzo merece la pena.

Según esto, debería haber más galaxias negativas que positivas. Y esto es así en la mayoría de clasificaciones propuestas por los autores más reconocidos. Muchos de ellos solamente contemplan la alegría como única emoción positiva. En el universo de emociones que presentamos hay que tener presente las galaxias irregulares pequeñas del asco y la ansiedad, que agrupamos en las grandes galaxias espirales (miedo, ira y tristeza).

Entonces ¿por qué ponemos tres de cada? El hecho de que recibamos más impactos negativos que positivos, puede llevar a la errónea conclusión de que pasamos más tiempo experimentando emociones negativas que positivas. Esto no es cierto. Pasamos la mayor parte del tiempo en estados emocionales neutros, en los que no somos conscientes de que sean negativos, pero tampoco positivos.

Hacia el equilibrio emocional

 El reto está en pasar de estados emocionales neutros a positivos: hacer consciente el bienestar con la participación de la voluntad. Esto es una forma de regulación emocional.

En la constelación de las positivas podría haber solamente la alegría. Pero utilizando el símil del universo en expansión, hemos decidido situar dos constelaciones más, que son el amor y la felicidad. Estas dos galaxias deberían expandirse con la participación de todas las personas implicadas en el bienestar general.

El conocimiento del universo de emociones debe ayudarnos a pasar de unas a otras como estrategia para la construcción del bienestar. Hemos de aprender a viajar de una galaxia a otra; a viajar de la constelación de las negativas a la constelación de las positivas.

El universo de emociones que presentamos se proyecta hacia un futuro de equilibrio emocional. Lo cual significa que como mínimo hemos de experimentar tantas emociones positivas como negativas. Este es un buen objetivo para todas las personas. Y a ser posible, más de positivas que de negativas.

El presente texto es una síntesis de algunos aspectos presentados en el libro siguiente al que remitimos para más información:

Punset, E., Bisquerra, R., y PalauGea. (2015). Universo de emociones. Valencia: PalauGea.

¿Sabías que...?

Rafael Bisquerra es el Director del Máster en Inteligencia Emocional en las Organizaciones y del Máster en Educación Emocional y Bienestar que nace de la suma de dos postgrados: el Postgrado de Inteligencia Emocional en las Organizaciones, que transfiere las habilidades y competencias necesarias para realizar una gestión de los recursos humanos en base a la inteligencia emocional; y el Postgrado en Coaching en el Entorno Laboral, que prepara a los directivos y responsables de recursos humanos para ayudar a los equipos de trabajo a afrontar los problemas y asumir retos.

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