Las adversidades generan mecanismos de activación acelerada para encontrar soluciones. La innovación juega entonces un papel clave. Debe ser ágil y abierta. El contexto actual ante la pandemia del Covid-19 está siendo un buen ejemplo de ello. Aparecen nuevas demandas, se activan nuevas soluciones.
Todas las organizaciones están obligadas a salir de sus zonas de confort. Esta situación se ha activado en todo el mundo. Se han incorporado formas de gestión de procesos poco consolidadas antes del Covid-19. Servicios desconocidos por muchos han aumentado su uso. Productos poco demandados hasta el momento parecen ser ‘hits’ en según qué establecimientos. La distribución y la logística han modificado también sus sistemas.
En la gestión, el Covid-19 ha obligado a un aprendizaje extremo en la innovación en procesos. De la noche a la mañana el teletrabajo se ha convertido en el pilar para que la economía pudiese mantenerse mínimamente activa. Ello ha abierto un enorme abanico de posibilidades en todas las empresas del sector de la comunicación IP. Pero, además, como parece que el teletrabajo está para quedarse después de esta experiencia, las innovaciones deberán pensarse desde todos los ámbitos en este sentido.
Innovación en servicios y productos
En cuanto a los servicios, ha habido movimientos interesantes. Por ejemplo, empresas de apoyo a la gestión de flotas para servicios a domicilio han adaptado su oferta a nuevos clientes impensables hasta el momento. Al haber perdido temporalmente a grandes centros comerciales, han empezado a servir a tiendas de alimentación locales que sí que podían vender y que han visto que la entrega a domicilio es ahora su mayor baza comercial. Han debido modificar, pues, el modelo de oferta y la distribución de la misma: más local y en menor volumen. A su vez, esas empresas han diversificado su mercado y, por ejemplo, han ayudado a generar rutas optimizadas para profesionales sanitarios que debían dar el servicio a domicilio.
En cuanto a los productos, es interesante lo que ha ocurrido en el modelo de demanda. Aparte de la ‘crisis del papel de WC’, que ha sido muy coyuntural, se han generado situaciones impensables antes del Covid-19. Por ejemplo, un producto rechazado por ‘atacar’ las dietas equilibradas como la mantequilla, ha tenido un repunte espectacular. Todo el mundo compra mantequilla: todo el mundo hace pasteles en casa. Lo mismo ha ocurrido con las harinas o con el bicarbonato: el sustituto de la levadura, altamente demandada para, otra vez, hacer pasteles.
Estos ejemplos sirven para darse cuenta de la importancia de estar atentos constantemente a las necesidades del mercado. De esas necesidades se deben generar, entonces, procesos de innovación para conseguir soluciones. En este contexto del Covid-19 las necesidades han cambiado muy rápidamente. Las empresas que han sido capaces de adaptarse y responder a esas necesidades son las que han ganado espacio.
Esas innovaciones tanto han podido ser en modificar el producto y adaptarlo, o en diversificar el negocio. Muchas empresas del sector textil han pasado de hacer, por ejemplo, ropa para colchones a crear batas impermeables para los hospitales. O empresas del sector de la automoción que han aprovechado sus capacidades para fabricar respiradores u otro material necesario para los hospitales y sus enfermos de Covid-19.
Y, llegados a este punto, un apunte final sobre quienes ganan más en este entorno: es evidente que los que pueden acelerar y ser flexibles de forma más rápida. Y, aquí, las que entran en juego son las start-ups y, también, las corporaciones que han sido capaces de actuar como una start-up por disponer de recursos.
