Entrevistamos a Pipo Serrano, Docente del Máster en Periodismo BCN_NY y Director de Estrategia y Contenidos Digitales de Broadcaster. Pipo Serrano es periodista (Radio, Televisión y Periodismo Digital), ha dirigido estrategias y transformaciones digitales en amplias redacciones y medios de comunicación, incorporando en ellos nuevas narrativas y coberturas digitales, además del Periodismo Móvil (MoJo), del que es uno de los pioneros en España. Por todo ello ha sido reconocido por los “European Digital Mindset Awards 2018.” con el premio “Best Journalistic Work on Digital Transformation”.
Tras muchos años dirigiendo y subdirigiendo diversos espacios radiofónicos y televisivos, en los últimos tiempos, su presencia mediática está vinculada a su amplio conocimiento del universo digital.
¿Cuáles crees que son los retos más importantes del sector periodístico en el entorno actual?
Yo creo que en realidad el reto más importante que tiene el periodismo, en el siglo XXI, es recordarle o volver a demostrarle a la sociedad su papel fundamental. Y este es un momento en el periodismo es más necesario que nunca. Con una sobre información extrema, con una infodemia creciente, y una infoxicación permanente, es necesario que haya profesionales cualificados, gente preparada para separar el grano de la paja, y para detectar esas noticias falsas o esa información, que además de su rápida propagación pueden causar o generar un estado de alarma, generando un estado de pánico en la sociedad. Es por ello por lo que el periodismo, es ahora más imprescindible y más fundamental que nunca. Y también hay que decir que más allá de la necesidad de ese periodismo, uno de los retos más importantes que tenemos es el de recuperar la confianza de la sociedad tras unos años en los que el periodismo, bajo mi punto de vista, no ha hecho todo lo que se espera del oficio. Se ha fiado demasiado de esa información que ya le llegaba en lugar de irla a buscar y una parte importante de esa culpa tiene que ver con cómo el sector periodístico no ha sabido reinventarse, apalancándose en un modelo antiguo. Un modelo que, sin dar los mismos frutos, por la caída de inversión del sector publicitario, el descenso de venta de periódicos, y la poca estimulación de modelos de suscripción, entre otros motivos, ha visto como su modelo quedaba tocado, debilitando el sector y siendo incapaz de revertir la situación.
¿Cómo crees que debe ser un buen periodista hoy?
Yo creo que no hay un buen periodista hoy que no sea un buen periodista ayer o que no sea un buen periodista mañana. Es decir, el buen periodista y el que sabe ejercer buen periodismo, no creo que sea alguien que deba cambiar con el tiempo. Vendrá adornado con otros gadgets o vendrá capacitado con otras aptitudes que proporcionaran ciertas facilidades, y a su vez, dificultades o con otras cuestiones que no se lo van a poner tan fácil. Pero el periodista como tal, debe de ser honesto, honrado, persistente, incómodo, culto, leído… Ha de investigar y entender que es un transmisor y no el protagonista, ha de entender que está allí para explicarle a la gente lo que le ocurre a la gente y para explicarle a la sociedad lo que a veces no creemos que esté ocurriendo, porque vivimos en burbujas concéntricas y creemos que nuestro mundo es “el mundo” de todos. Por eso el periodista de hoy será tan bueno como el de ayer, e incluso me atrevería a decir que cuanto más tratemos de recuperar la esencia del de ayer, mejor.
¿Qué papel juega la tecnología en los requisitos para un buen periodista?
Yo creo que aquí hay dos temas que deberíamos diferenciar claramente. Como decíamos antes, el buen periodista será, por poner un ejemplo, quien sepa hacer esas preguntas necesarias, quien sepa encontrar respuestas a esas cuestiones que la sociedad requiere conocer o que es importante aclarar. Y eso no tiene tanto que ver con la plataforma o con el medio que use. Ahora bien, cuanto más competente o más multidisciplinario, multiplataforma y, sobre todo, más adaptado a los nuevos tiempos sea un periodista, mayores facilidades tendrá. Por poner un ejemplo… si yo mañana quiero entrevistar a Jeff Bezos (el propietario de Washington Post, pero por encima de eso, el propietario de Amazon) o quiero entrevistar a alguien del equipo de Donald Trump de cara a las elecciones, lo tengo mucho más fácil, porque no necesito robarle mucho tiempo, no necesito coger un avión. Me voy a ahorrar mucho dinero en toda esa parte y voy a conseguir una entrevista de una forma mucho más sencilla, vía Skype, vía Zoom, vía cualquiera de estas herramientas, que también tienen sus defectos, porque el estar cerca de la persona y mirarla a los ojos, también hace que, de alguna manera, obtengamos unas verdades distintas a las que podríamos obtener. Por tanto, creo que el periodista bueno no va a depender de la tecnología, pero sin duda seremos más valorados a medida que podamos aportar o que podamos recurrir a mayores opciones para obtener cierta información o para tener acceso a diversas fuentes.
¿Cómo las empresas pueden adaptarse y comunicar en esta nueva “normalidad”?
Ese es un tema que me parece fundamental. Partamos de la base que, hoy en día, todo el mundo puede convertirse en su propio medio. Como decía Tom Foremski, en 2005-2006 en una charla en Silicon Valley para CISCO; “cada compañía es (potencialmente) su propio medio de comunicación” (“every company is now a media Company”), y así es… En muchas ocasiones ya no importa quién esté detrás de una información. ¿Qué más da si la explicación que te doy sobre un determinado tema la paga el New York Times? o por poner un ejemplo relacionado con una de mis especializaciones en temas digitales o tecnológicos. ¿Qué más da si la paga New York Times o quien está detrás es la Mobile World Capital, el Digital Future Society (Think Tank de la Mobile), Red.es o el World Economic Forum?
Si la información es veraz, de valor y aporta ese conocimiento esperado en una determinada materia, quien esté detrás es relativamente importante. Más allá de que evidentemente hay que asegurar unos mínimos cuando le llamamos periodismo, sin duda. Pero las empresas tienen que entender que ahí tienen un hueco y que se pueden explicar y que se “deben” explicar. Es imprescindible. Por otro lado, las empresas periodísticas y no periodísticas deben entender que en esta nueva normalidad deben comunicarse más. Aunque parezca una paradoja en los tiempos de mayor comunicación de la historia, se comunican poco con sus equipos. Es un momento para invertir en comunicación interna, para explicarle a tu redacción, a tus equipos, a tu gente, hacia dónde vas, qué quieres conseguir y cuáles son los objetivos de cualquier apuesta, sea periodística o no, insisto. Y al mismo tiempo es imprescindible que eso que vamos a perseguir y que esos objetivos que nos hemos fijado, los sepamos trasladar de una forma correcta e inteligible a nuestra audiencia, a nuestro público. Hablo de audiencia o público porque me da lo mismo si es una audiencia en el sentido estricto del periodismo o si hablamos de nuestro público entendido como compradores o clientes. Al final, hoy, es muy difícil distinguir entre audiencia, seguidores, oyentes, telespectadores, … Es nuestra gente, nuestro cliente final, … Podemos usar muchas etiquetas o descripciones, pero no hay grandes diferencias.
Desde el 2013 impartes el taller de Herramientas Multimedia en el Máster de Periodismo BCN_NY donde enseñas los métodos y técnicas del llamado “Periodismo 2.0.” y el Periodismo Móvil, ¿puedes explicarnos a grandes rasgos en qué consiste el taller? ¿cómo se presenta la próxima edición?
Lo que contamos en el taller del Máster de Periodismo BCN_NY es algo que creo que es tremendamente necesario, puesto que como decíamos, más allá de ser un buen periodista – y eso es algo que se forja en este máster de una forma excelente con profesionales en todos los ámbitos – hay que saber entender, dónde o a través de qué canales o de qué ventanas nos escuchan nuestros oyentes, nuestro público o nuestra audiencia. Por eso es imprescindible entender que sí, hoy en día, consumimos los contenidos a través del móvil (Mobile consumption), ¿por qué no vamos a hablar también de Mobile creation?, ¿por qué no vamos a crear contenidos a través del móvil para ser emitidos y consumidos en el mismo soporte?. La producción no puede ser o no debe ser siempre con una cámara profesional de treinta mil euros, cuando después nos van a consumir en el móvil. En ocasiones sí, pero no puede ser para todo, es decir, no es necesario que sea para todo.
Además, es imprescindible conocer las redes sociales, saber dónde están los distintos públicos, conocer los entornos digitales, entender cómo funcionan esos algoritmos y asumir cómo la información ya no es algo que busquemos sino que nos encuentra, porque nos conoce. Y a la vez debemos entender ese comportamiento asimilando los peligros que eso conlleva porque debido a la “experiencia de usuario” nos van situando en las llamadas “filter bubbles”, o burbujas de filtro. Unas burbujas en las que, como decíamos antes, nos encontramos con gente y opiniones similares a las nuestras, comportamiento que refuerza nuestras ideas sin dejar opción a la duda creyendo que estamos en lo cierto, y que lo que pensamos, vivimos u opinamos es lo correcto. Y eso es una trampa de los algoritmos que hace que las redes nos den aquello que nos satisface, pero no necesariamente es lo que deberíamos también escuchar o leer para entender que hay más diversidad de la que creemos. Más allá de eso es importante entender las herramientas, las ventanas, qué consumidores tendremos en cada una de ellas y cuál es el lenguaje y el tipo de contenidos que debemos generar para todas ellas. Es importante entender cómo valorar los consumos de todas ellas, las analíticas, y luego es importantísimo entender cómo funciona el periodismo móvil, esta disciplina que ya llevamos unos cuantos años defendiendo y explicando a lo largo y ancho de toda Europa y también en Estados Unidos.
En Europa hay una corriente importante y somos algunos locos quienes desde hace cinco o seis años nos reunimos en Irlanda o UK para hablar del MoJo (Mobile Journalism). Escapadas en las que nos reunimos profesionales y amigos de la BBC, de RTL, de AJ+, y de tantos otros medios y mediante las cuales compartimos nuestro conocimiento y nuestra experiencia. Un conocimiento o una experiencia que permite a periodistas, como los que están en el máster y tantos otros, cubrir informaciones de forma plenamente autónoma mediante el MOJO consiguiendo de forma eficaz, cercana, eficiente, autónoma e independiente, cubrir informaciones y trasladarlas como freelances o como parte de una redacción a medios de todo el mundo.
Hay muchísimos periodistas que están trabajando así para medios del todo el planeta y por tanto es una fórmula más. De hecho, nosotros hemos tirado del MoJo en programas de televisión y de radio con resultados excepcionales. Y os puedo asegurar que jamás en coberturas o emisiones televisivas, nadie nos preguntó nunca si un contenido había sido grabado con un móvil o con una cámara. Además, que nadie se asuste, porque además que no vamos a contar si fue grabado de una manera u otra, porque eso es lo de menos, lo que importa es el contenido no la plataforma, la ventaja es que no se hace con un móvil “a pelo”, se usan trípodes, estabilizadores, antorchas y buena luz, y sin duda se usan buenos micrófonos para que la calidad del audio sea buena.
En el 2018 recibiste el premio European Digital Mindset al Mejor Trabajo Periodístico de Transformación Digital por la revolución digital en la productora Broadcaster. ¿Desde entonces hasta hoy, cómo os habéis adaptado en la productora a la nueva “normalidad”?
En realidad, el premio lo recibí por la transformación digital que llevé a cabo en uno de los productos que hicimos desde Broadcaster, que era el programa “8 al día”, y todas las versiones de “8 al día” que hacíamos. “8 al dia” era toda la marca informativa que se hacía desde la cadena privada del Grupo Godó, 8tv. Hacíamos un informativo al mediodía, otro el fin de semana y luego había el “8 al dia” de autor, presentado y dirigido por Josep Cuní, el cual tuve el placer de dirigir de forma adjunta además de llevar toda esa parte de transformación digital e innovación, ayudando a esos cuarenta-cincuenta profesionales a nuevas maneras de explicarse y a entender que hoy por hoy, lo primero pasa por el digital, y eventualmente después terminará en la tele. Fue apasionante dotar de capacidades y de espacios a los compañeros periodistas para que se explicaran a lo largo del día, convirtiendo nuestra reacción en una reacción 24/7 en la que todo el tiempo se informaba y se explicaba a la audiencia lo que ocurría. Y no, no lo hacíamos con una simple notificación push, sino con periodistas que te lo contaban y te lo explicaban aportando valor, más allá de lo que hace cualquier tweet. El premio fue reconocido por todo el trabajo de esos años al frente de ese buque maravilloso y de aquellos profesionales. Y como no, de la manera cómo desde Broadcaster supimos imprimir esa estrategia y de cómo se apostó por ese proyecto. En ese producto en el que estaba plenamente involucrado, hablábamos y practicábamos ese nuevo periodismo y esas nuevas manera de entender el oficio periodístico.