Esteban Andueza es investigador, gestor cultural y comisario independiente en Beijing y Barcelona desde 2007. Licenciado en Estudios Orientales y Máster en Arte Contemporáneo, ha desarrollado su carrera profesional en China y España en diferentes líneas de acción: actividades educativas e intercambios culturales entre China y el extranjero, coordinación de programas de residencia de artistas, programación de eventos internacionales y comisariado de exposiciones de arte. También fue Cultural Manager del Instituto Cervantes de Beijing. Hoy le entrevistamos.
¿Háblanos de tu trabajo como Curator y Cultural Manager?
Desde que terminé el Máster de Arte Contemporáneo, he desarrollado mi experiencia profesional en China. Ahí he trabajado en varias líneas institucionales como el Centro de Arte Contemporáneo Iberia, dedicado exclusivamente al arte contemporáneo, y el Instituto Cervantes, dedicado al arte y a la cultura. Me he dedicado a promover las relaciones culturales entre España y China, y a promover el arte contemporáneo español en territorio chino. También he desarrollado mi propia línea como comisario independiente trabajando con artistas que me han interesado, que han surgido en el camino y con los cuales ha surgido la posibilidad de realizar proyectos.
Cabe decir que el trabajo como comisario y el trabajo de gestor cultural son bastante diferentes; aunque hay cosas que se solapan, no siempre se trata de lo mismo. El gestor cultural trabaja para una institución y se tiene que ceñir a unos protocolos, a unas necesidades y a una programación que muchas veces viene hecha. El de comisario permite más independencia y más posibilidades de elegir contenidos con los qué quieres trabajar y de escoger qué quieres contar y cómo lo quieres contar.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
A corto plazo tengo un proyecto en Pekín. Siguiendo la estela de una exposición sobre La Movida Madrileña y La Movida en Pekín, donde hay unas analogías que es interesante explorar, estoy creando un programa paralelo de cine-conferencias con documentales de la época de los años ochenta, tanto de aquí como de allí, para extender el acto de la movida más allá de los que se nos ha contado y definido como «La Movida Madrileña«. El programa se titula «Movidas y periferia» y trata, por ejemplo en España, de explorar todo lo que ocurría fuera de la movida propiamente; lo que pasaba en Barcelona o en Galicia con otros elementos culturales que no eran solamente la música.
A medio plazo tengo una exposición con Muntadas. Llevo cuatro años trabajando con él en un proyecto expositivo de nueva creación del autor sobre los protocolos asiáticos, que ya se ha realizado en Corea y en Japón y que ahora lo realizamos, para finalizar, en Pekín. Entre medias también tengo con Muntadas una retrospectiva de sus trabajos en vídeo para presentarlos en China.
¿Por qué has decidido trabajar en China?
Para mí, China es similar al arte contemporáneo. Son dos mundos que desde joven he tenido como hobby. Son campos a los que no accedía porque son muy amplios y no tenía la formación suficiente para desentrañarlos y desenmascararlos. Me planteé estudiar, por una parte, arte contemporáneo con el Máster y empecé a estudiar chino y todo lo que tenía relación con China. Finalmente, me fui a China simplemente con la intención de practicar el idioma, pero una vez llegué allí me empecé a mover y allí me quedé. Sigo trabajando y sigue siendo mi línea de trabajo para el futuro.
¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrentan las instituciones de arte hoy en día?
Creo que hoy en día, en el momento en el que estamos, el principal reto al que tienen que enfrentarse todas las instituciones, no solo en España sino a nivel internacional, es el tema presupuestario. Otro reto es el público en sí, ya que se trata de un público que está cambiando mucho. Con la masificación del turismo, las instituciones tienen que dar cabida y ser un aliciente para toda esta masa turística que se está moviendo a nivel global. También les obliga a readaptarse o mantenerse firmes con un programa que muchas veces puede que no sea suficientemente bien aceptado. Otro reto importante que tienen las instituciones es la interferencia política. No hay que olvidar que la cultura siempre ha sido y sigue siendo una herramienta al servicio de la política. No es que sea así necesariamente, pero la política intenta poner la cultura a su servicio e intenta mediatizar en las instituciones, en sus programas, sus contenidos y en lo que tienen que ofrecer al público.
¿Cuáles son los referentes actuales en tu profesión?
Yo me desarrollo en China y es allí donde me nutro, donde veo, donde exploro… Como curator chino para mí es digno de mención Dong Bingfeng que es un curator joven pero que tiene una forma muy personal y muy interesante de enfrentarse a disciplinas como son el archivo, la creación digital y la legitimación de prácticas que todavía no están legitimadas para el arte contemporáneo.
¿Cuáles son, en tu opinión, los tres mejores museos y galerías de la última década y por qué?
En España, para mí siempre ha sido un pilar de referencia el MACBA. Es un centro que me ha aportado mucha información y mucho conocimiento. Por otra parte, La Virreina me ha interesado mucho en cuanto al trato de sus contenidos y como es capaz de compaginar y armonizar ciudad, ciudadanía y turismo.
Otro centro de referencia que me interesa en China es, por ejemplo, OCAT que es una red de museos privados que pertenecen a una empresa inmobiliaria china gigante y que tiene diferentes centros en todo China: en Shenzhen, en Hong Kong, en Pekín, en Shanghái o en Xi’an. Cada uno está especializado en una temática: uno en caligrafía, uno en vídeo, otro en archivo, otro en diseño, etc. y tienen una forma bastante excelente de tratar sus exposiciones. Y para acabar, hay un minicentro en Pekín llamado Magician Space, que es un centro de no más de 60m2 que hace unas propuestas tan arriesgadas y tan innovadoras en un espacio tan pequeño que siempre me deja asombrado.