Escenarios de aprendizaje en un contexto incierto desde la Neuroeducación

12 octubre 2020

Los entornos educativos están atravesando fuertes cambios. ¿Puede ayudarnos la neurociencia para repensar escenarios de aprendizaje en un contexto incierto, como el que nos encontramos? Tal como expuso Anna Forés, Directora adjunta de la Cátedra de Neuroeducación de la UB, en el webinar Los entornos de aprendizaje desde la Neuroeducación, realizado en el marco del Postgrado en Ecosistemas de Aprendizaje: Innovación en la Formación, son muchos los aportes que la neurociencia puede ofrecer para pensar soluciones y estrategias en entornos educativos cambiantes.

“Este curso escolar pasa por cuidarnos, por tener contacto y preocuparnos los unos por los otros”, apuntó en primer lugar Anna Forés. Con el cuidado como punto de partida, la experta en neuroeducación expuso los distintos aprendizajes que pueden recuperarse del contexto de pandemia, a partir de los aportes hechos por el referente en innovación Alfons Cornella.

Crear entornos de aprendizaje para contextos virtuales

El primer punto esbozado por la experta es que la ciencia es el mejor plan de contingencia. En este sentido, explicó que la neuroeducación aporta una visión científica de cómo aprende el cerebro. Es una mirada que se suma a la que ya existían por parte de otras disciplinas y que viene a explicar el por qué funciona (o no) lo que se hace en el ámbito de la educación.

Para diseñar estrategias que funcionen, Forés señaló la importancia de crear plataformas o escenarios que despierten la curiosidad de los estudiantes por aprender, y que a la vez jueguen con la sorpresa y promuevan la atención. “Cuanto más próximo sea ese aprendizaje más les motivará”, indicó. Frente a un contexto cada vez más tecnológico, es importante crear entornos de aprendizaje “lo más humanos posibles”, esto es, entornos que permitan crear.

Con respecto a la saturación que se ha producido en torno a lo virtual, Forés explicó que la solución “No es volver a lo presencial, sino preguntarnos qué hacemos en cada espacio, ya sea online, presencial o mixto, y saber rescatar para cada modelo las mejores estrategias”. A su vez, aclaró que es importante “Hacer un uso y no un abuso de la tecnología”.

En este punto, destacó las reflexiones del neurobiólogo Rafael Yuste, sobre la importancia de preservar nuestros “neuroderechos” frente al avance de los descubrimientos sobre su funcionamiento, siendo éstos el derecho a la identidad personal, al libre albedrío y la privacidad mental, como también el derecho al acceso equitativo a las tecnologías y a que no existan sesgos socioculturales en los algoritmos que se utilicen.

La persona en el centro del proceso educativo

La segunda arista planteada durante el encuentro fue que sin personas no hay respuestas. Es decir, que la persona vuelve a estar en el centro. “Los estudiantes deben ser el centro de la educación. Es muy importante escucharlos, que tengan una participación activa. Valoran mucho y los motiva el hecho de que se los tenga en cuenta”, señaló Forés, y destacó la importancia del feedback, como “una de las herramientas más poderosas de la neuroeducación para acompañar el proceso de aprendizaje”.

Partiendo de la idea de que “nuestro cerebro es un cerebro social”, la experta explicó que “nos necesitamos los unos a los otros” y que, por tanto, es clave pensar mecanismos de cooperación entre profesores que permitan diseñar estrategias como equipo. Asimismo, apuntó que “cuando existe un vínculo, cuando se siente partícipe del proyecto y unido a su profesor, la gente no abandona o abandona menos. Es fundamental pensar cómo trabajamos el vínculo en educación”. En este contexto, para que haya aprendizaje es clave el cuidado no sólo de la salud física, sino también mental y emocional.

Frente a entornos cambiantes, la mejor respuesta es la adaptación y el optimismo

En tercer lugar, planteó la importancia de trabajar la flexibilidad en las aulas. Mientras que la educación antes era pensada como algo muy rígido, hoy en día -y tal vez más que nunca- nos demanda una capacidad de adaptación. “La educación nos pide que seamos mucho más plásticos, que vayamos reimaginando espacios de aprendizaje para tiempos inciertos”, aseguró la experta.

Para ello, un recurso muy valioso puede ser el de acercarse a un contexto que para el estudiante sea muy conocido -como puede ser desde un videojuego hasta una música o una serie, etc.-, y aprovecharlo para usarlo en el terreno del aprendizaje. En este punto, la experta presentó los parámetros trifor, que diseñó para explicar el equilibrio óptimo que debe buscarse entre flexibilidad, organización por parte de los maestros, y responsabilidad de los estudiantes. “Cuando estamos en un contexto online debemos pivotear entre estos tres elementos. Podemos jugar con la flexibilidad en tanto estén garantizadas las otras dos cosas”, apuntó Forés. 

Por último, en cuanto a sus propuestas para pensar espacios de aprendizaje en el contexto actual, la experta aseguró que es fundamental el optimismo consciente. Es decir, estar convencidos de que lo que se está haciendo es la mejor manera de hacerlo. “Se trata de disfrutar de lo que hacemos. Nuestros estudiantes aprenden de nuestro modelo. Nuestra pasión o motivación debe poder ser leída por ellos”, señaló Forés. Sobre este punto, indicó que es clave poder romper con la idea de que se ha perdido tiempo. “No se trata de focalizar en lo que no pudimos hacer sino en aprovechar de lo que sí tenemos y podemos hacer como, por ejemplo, que ahora se pueda disfrutar de una clase de solo 15 estudiantes, que es un privilegio”, aseguró la experta. 

¿Sabías que...?

El webinar Los entornos de aprendizaje desde la Neuroeducación fue realizado en el marco del Postgrado en Ecosistemas de Aprendizaje: Innovación en la Formación. Uno de los principales objetivos del postgrado es el de mejorar propuestas formativas poniendo el foco en la experiencia de usuario.

Artículos relacionados

Envía un comentario

*