«Tenemos que dar un giro a nuestra manera de trabajar para situar a las familias biológicas como un cliente preferencial»

Según Serafín Carballo, el sistema de protección ya está entendiendo que la complejidad de los casos a los que se enfrenta y la insostenibilidad del gasto exige la incorporación del modelo de terapia familiar sistémico con profesionales formados para concretar su ejecución.

¿Qué piensas de los tratamientos que se dan a los niños y adolescentes y sus familias en los sistemas de protección de la infancia y la adolescencia a nivel español?

Tenemos aun camino por recorrer. No hay un modelo compartido en todo el Estado español y existe la clara necesidad de establecer consenso en relación a cuestiones como el acogimiento familiar o en los programas de tratamiento que permita asegurar que se viva donde se viva se recibe una atención de calidad.

¿Cómo valoras la experiencia del trabajo de terapia familiar en los sistemas de protección y en concreto en tu servicio?

La terapia familiar y los modelos eco sistémicos han hecho una gran contribución al sistema de protección en España. Es una propuesta que permite operar con realidades familiares muy complejas por lo que en uno u otro momento se ven confrontadas con los servicios de protección, situación que es interpretado como una intrusión. Los modelos de terapia familiar tienen el mérito de haber desarrollado los instrumentos para adaptarse a familias que viven momentos de gran enfado y conflicto. En Mallorca llevamos desarrollando este modelo desde hace 28 años, trabajando con más de 4.000 niños y adolescentes y 2.800 familias para que puedan continuar con su crianza.

¿Crees que la terapia familiar sistémica es un tratamiento adecuado para incidir en la prevención de las situaciones de alto riesgo?

Es una propuesta que siempre se pone en marcha cuando encontramos dificultades importantes en la dinámica de funcionamiento de las familias que comprometen el desarrollo de los niños y que interrumpen los procesos naturales de comunicación y relación familiar. Una vez que estas dificultades aparecen es esencial poder intervenir con prontitud.

La terapia familiar sin duda ayuda a identificar los problemas de comunicación de las familias y apoya a los padres para ejercer su parentalidad de una manera saludable dejando, al mismo tiempo, el espacio para que sus hijos elijan. Es imprescindible poder detectar estos casos de conflicto en sus etapas más tempranas de manera que puedan contar con un apoyo que les permita seguir con su ciclo vital sin la necesidad de intervención de la administración o los servicios sociales.

Consideras que hay suficientes estudios de evidencias contrastadas en el tratamiento de la terapia familiar?

Tenemos un desarrollo muy escaso de investigación en el ámbito de la intervención familiar a nivel nacional. Son contados los equipos que están trabajando en este campo.

¿Qué recomendarías a los sistemas de protección en relación al trabajo con las familias biológicas?

El primer derecho es el del niño es a permanecer y convivir con su familia. El segundo, el de la familia a cuidar de sus hijos con todos los apoyos que necesite para que esa crianza sea la adecuada. Tenemos que dar un giro a nuestra manera de trabajar para situar a las familias biológicas como un cliente preferencial que permita la permanencia de los niños en sus familias.

La separación de los niños de sus familias es un proceso altamente traumático que tienen efectos a largo plazo. Es verdad que tenemos que tener presentes casos en que es inevitable porque su integridad física o sicológica está comprometida y ahí los servicios de protección tienen que atender esta situación con responsabilidad. El esfuerzo que tenemos que hacer es trabajar con las familias, facilitarles los recursos, reconocer las capacidades y competencias que tienen. También, tendríamos que ser más valientes, imaginativos y creativos para ofrecer los recursos a aquellas familias que no pueden esperar los seis meses o un año que muchas veces demanda el sistema para ofrecer respuestas. Muchas familias se sienten desasistidas porque no hemos podido crear un sistema compactado de servicios que necesitan, ya sea desde atención primaria, servicios sociales o servicios de protección.

¿Crees que la formación específica y la formación continua debe ser un elemento esencial para los profesionales que intervienen en el ámbito de la infancia?

Una de las cosas que me parece preocupante es que se considere que un profesional tan sólo con un título está preparado para trabajar con situaciones de extraordinaria complejidad. La dificultad del trabajo con estos entornos es tal que no caemos en la cuenta hasta qué punto podemos hacer daño a estas familias a consecuencia de malas prácticas profesionales. No se habla tampoco de la iatrogenia del sistema, del maltrato institucional que se produce a estos niños y estas familias por el descuido de las instituciones de ofrecer a los profesionales que están en contacto con realidades de enorme sufrimiento una formación continua y permanente.

Los modelos formativos deben adaptarse a la realidad profesional de los servicios: identificar necesidades formativas de los profesionales y a partir de ahí construir programas que permitan enriquecer tanto la práctica como su desarrollo personal.

¿Crees que habrá un aumento de la demanda de terapeutas familiares en los sistemas de protección de la infancia y la adolescencia en los próximos años?

Los sistemas de protección han llegado a un techo. Con los recursos existentes no se pueden atender todas las situaciones. Si consideramos que el centro de la atención son las familias biológicas, debemos pensar en diseñar programas más allá de las propuestas sicoeducativas –enseñar a ser padres– para abordar problemas más de fondo vividos por los mismos padres. Creo que hay una oportunidad para trabajar con este colectivo… Si tenemos en cuenta lo que cuesta una plaza de un niño en un centro de reforma, alrededor de 130.000 euros al año o en un centro de protección, entre 40.000 y 50.000… ¿No es mejor contratar a dos profesionales y trabajar no sólo con un niño sino con 40 a lo largo de un año? Los gestores se están dando cuenta que el gasto no puede crecer más y se abrirá la oportunidad para los profesionales que trabajan desde otra perspectiva. Preveo un gran desarrollo en este tipo de enfoque.

 

IL3

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