La gestión de proyectos se abre a compañías de todos los sectores y de todos tamaños para ayudarlas a gestionar ciclos de innovación cada vez más cortos en mercados cada vez más complejos. El resultado: capacidad de reacción a prueba de cualquier fluctuación.
El Project Management (PM) ya no es patrimonio exclusivos de grandes empresas ligadas a las ciencias exactas en ámbitos como la ingeniería o la informática. Hoy esta metodología que propone una gestión integrada y efectiva de proyectos se flexibiliza y se abre a sectores menos esquematizados en su ciclo de vida de producto o servicios, y a mercados que no son perfectamente cíclicos o que están sometidos a fluctuaciones imprevisibles.
Según Klaus Hofeditz, cofundador de ]project-open[ e impulsor del primer BarCamp en Project Management que se realizará en España el próximo 2 y 3 de octubre en colaboración con el Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona, el actual entorno VUCA –caracterizado por la “Volatility, Uncertainty, Complexity & Ambiguity” de los mercados– demanda un acercamiento de empresas de todos los sectores a esta metodología: “Project Management aporta en primer lugar visibilidad. Ser consciente sobre quién de mi compañía trabaja en qué, por cuanto tiempo y qué coste implica, lo que de entrada es ya mucho más de lo que actualmente conocen muchas empresas”, explica. Este seguimiento estrecho del proceso permite detectar cualquier mínima desviación, lo que posiciona a la compañía en una posición de ventaja respecto a su competencia: “Tengo el margen de maniobra para reaccionar y no poner en riesgo la competitividad de mi negocio”, reflexiona.
Según detalla, clave ha sido la irrupción del concepto “Agile” que ha permitido flexibilizar la aplicación del Project Management sin poner en riesgo la efectividad de sus principios, adaptándola a compañías de todos los tamaños, en diferentes sectores y que desarrollan su actividad en un entorno global. “En la base de la propuesta sigue estando el proyecto, con un inicio y un final determinado por lo que hay unas dinámicas de gestión que siguen siendo clave conocer y dominar. La diferencia es que la metodología se ha adaptado a la necesidad de impulsar ciclos de innovación más cortos, hoy críticos para la supervivencia de la organización, lo que obliga a realizar ajustes de los procesos de manera más frecuente. Mientras más eficientemente se ejecutan estos ajustes, mejor para la organización”, afirma. De esta manera, con dinámicas de procesos ya consolidadas, todas las compañías, desde la pyme hasta a gran corporación, cuentan con una ventaja competitiva de alto valor, esto es, una alta capacidad de reacción.
La popularidad de “Agile” radica en que otorgan flexibilidad durante la ejecución del proyecto evitando a la compañía tener que invertir en recursos que finalmente pueden resultar menos útiles de lo que se pensaba inicialmente. En su lugar, ofrece las herramientas para hacer un seguimiento del plan predefinido permitiendo la realización de cambios de manera más sencilla y natural. Pese a que propuesta de PM más tradicionales seguirán atrayendo el interés de las organizaciones, el planteamiento “Agile” abre la aplicación de esta disciplina a organizaciones interesadas en ganar control sobre sus operaciones gestionando inteligentemente lo que mejor conocen: su propio negocio.