Desde el inicio del uso de antibióticos en la práctica clínica, estos se han convertido en una herramienta fundamental no solo para tratar la mayoría de procesos infecciosos, sino porque nos permiten llevar a cabo de forma segura procedimientos tan importantes en la práctica clínica como las cirugías, los trasplantes o la quimioterapia en pacientes oncológicos.
La resistencia a los antimicrobianos surge cuando los microorganismos dejan de responder a los medicamentos, los cuales se vuelven ineficaces y no resuelven la infección, pudiendo provocar complicaciones e incluso la muerte. Es especialmente alarmante la propagación mundial de bacterias multirresistentes y panresistentes, también denominadas superbacterias, siendo estas bacterias resistentes a todos o casi todos los antibióticos conocidos. Estas superbacterias se han convertido en un problema global que amenaza nuestra capacidad de tratar las enfermedades infecciosas.
Ante esta situación, un grupo de instituciones sanitarias europeas, entre las que se incluye el Institut Català d’Oncologia, han sido reconocidas por su labor en el tratamiento de los pacientes con infecciones por organismos multirresistentes, al otorgarles un proyecto de investigación por un valor de 3.7 millones de euros. Este proyecto se denomina RaDAR (Rapid Detection and control system for Antimicrobial Resistance), y su objetivo es conseguir un mejor diagnostico microbiológico para proporcionar los tratamientos de forma precoz, y disminuir el riesgo de los pacientes a padecer estas infecciones.
Entrevistamos a Ana Álvarez Fernández, Project Manager del Institut Català d’Oncologia – Experta en Microbiología y Salud Pública. Centro coordinador del Programa de Vigilancia de las Infecciones Nosocomiales de Catalunya (VINCat).
¿Cuál es la causa de la aparición y propagación de la resistencia a antimicrobianos?
La resistencia antimicrobiana es un proceso natural por el cual los microorganismos desarrollan resistencia a los fármacos que se utilizan para su tratamiento. Sin embargo, el abuso y el consumo inadecuado de antimicrobianos, así como su uso en la industria, acelera su aparición y propagación. Es en este punto donde debemos trabajar, de forma multidisciplinar, para frenar la expansión de estos patógenos.
Además, se ha observado que la pandemia por COVID-19 ha tenido un impacto en el desarrollo de microorganismos resistentes, lo que se debe a un aumento en prescripción antibiótica, en ocasiones de forma inadecuada y a causa de sobreinfección bacteriana en pacientes infectados por SARS-CoV-2. Cabe mencionar que los antibióticos solo son útiles para tratar infecciones bacterianas y es importante evitarlos ante infecciones víricas, como el resfriado común o la gripe, y está en nuestras manos, también de nosotros como pacientes, hacer un buen uso de ellos para conseguir que sigan siendo útiles en el futuro.
¿Qué impacto tienen estas superbacterias en la Sociedad?
La resistencia a los antimicrobianos es una amenaza global para la sociedad, que provoca al menos 700.000 muertes al año en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud ha declarado la resistencia a antimicrobianos como una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad, y se prevé que, si no tomamos acciones para frenar el curso actual, las muertes atribuidas a infecciones resistentes superarán los 10 millones al año en 2050.
Esta cuestión adquiere todavía más importancia en los países del “Sur Global”, donde los datos sobre los patrones de resistencia son escasos, las condiciones favorecen la transmisión de los patógenos y las opciones antibióticas son menores o subóptimas.
No olvidemos que las bacterias resistentes son capaces de pasar de un lado a otro del mundo en cuestión de horas, por lo que ninguna región debe quedarse atrás en cuestiones de salud pública, y las oportunidades de innovación deben ser posibles en cada región del globo.
También de forma local podemos ver como esta problemática afecta a los pacientes de nuestro hospital, el Institut Català d’Oncologia, donde vemos cada vez un mayor número de infecciones resistentes a antimicrobianos, lo cual es especialmente preocupante en pacientes oncohematológicos, dado que en muchas ocasiones son pacientes con mayor vulnerabilidad ante estas infecciones.
Durante este año el Institut Català d’Oncologia se ha embarcado en un proyecto europeo para buscar soluciones innovadoras frente a este problema, ¿en qué consiste?
Así es, ante la gravedad de la situación, el Institut Català d’Oncologia, en conjunto con otras instituciones sanitarias de la Unión Europea, apuesta por la innovación como una de las claves para la mejora en este ámbito. De este modo, el proyecto RaDAR es un proyecto financiado por la Unión Europea, en la que Catalunya trabajará de la mano con Italia, Francia y el País Vasco, con el objetivo de impulsar la investigación y el desarrollo de soluciones innovadoras que nos permitan detectar de forma rápida las infecciones resistentes a antimicrobianos, permitiéndonos tener un mayor control sobre ellas, administrar mejor los antibióticos y mejorar la vida de los pacientes.
El proyecto se ampara bajo el programa COSME para la competitividad de pequeñas y medianas empresas, de modo que, una vez que conozcamos con exactitud las necesidades de los profesionales sanitarios y el sistema de salud, podamos hacer una demanda clínica para que la industria pueda desarrollar soluciones innovadoras que se adapten a las necesidades del ámbito sanitario. Las empresas que puedan ofrecer soluciones contarán con la financiación de la Unión Europea para poder desarrollar sus tecnologías, que el sistema sanitario incorporará a sus centros en forma de compra pública innovadora.
¿Cómo mejorará este diagnóstico los programas de optimización de antibióticos que se están implantando en toda Europa?
Desde VINCat (el programa de Vigilancia de las Infecciones Nosocomiales de Catalunya), que es el área desde la que trabajamos, tenemos como objetivo la optimización de antibióticos de Catalunya, una de las estrategias que se trata de implementar en toda Europa.
Esta optimización se basa en 3 puntos básicos: en conocer la información sobre el consumo antibiótico de cada región y área de salud, en saber cómo es la adecuación de los tratamientos antibióticos a la patología del paciente, y en analizar la información sobre sensibilidad antibiótica de los microorganismos. Esta información nos permite detectar puntos de mejora donde hacer intervenciones. Optimizar no significa que no se usen los antibióticos, sino que se usen cuando son necesarios, mediante la vía y dosis más conveniente y durante el tiempo adecuado.
Una mejora en el diagnóstico, objetivo principal del proyecto RaDAR, nos permitirá detectar las infecciones más rápido y prescribir los antimicrobianos de forma dirigida, posibilitando el control de su expansión y permitiendo la adecuación del tratamiento a la sensibilidad del microorganismo. Esto nos permitirá optimizar el consumo de antimicrobianos, mejorando el pronóstico de los pacientes y, en última instancia, desacelerando la aparición de microorganismos resistentes a los antimicrobianos.
Si lo deseas puedes seguir el perfil de LinkedIn del proyecto RaDAR.
