Creo que es fantástico cómo está estructurado el Postgrado en Psicología de Emergencias y Catástrofes, porque te capacita para poder sentirte muy seguro y ayudar de manera muy eficaz a las víctimas en los primeros momentos tras una situación de emergencia o catástrofe (desde una situación más grande como un atentado terrorista hasta accidentes de tráfico, suicidios, muerte de menores…).
En los primeros momentos, en el mismo momento del impacto o justo en las horas de después, los psicólogos tenemos una oportunidad de oro. Y es que podemos estar interviniendo en el mismo momento en el que se podría generar el trauma. Normalmente estamos acostumbrados a trabajar más tarde, años más tarde, cuando ya hay problemas. Aquí, nuestra labor es sobre todo muy preventiva.
Con este postgrado entiendes muy bien cuáles son los factores que pueden hacer que se incremente o disminuya la probabilidad de que se generen traumas en el futuro. Y tenemos que actuar allí. ¿Cómo actuamos? Pues, de entrada, ayudando a las personas a orientarse en ese momento que es tan complicado porque tienen toda una serie de reacciones en el cuerpo que no pueden entender. Entonces, nuestra labor para estabilizar psicológicamente a la persona en aquel momento es muy importante. Porque sabemos varias cosas, por los estudios sobre neurofisiología del trauma, y es que la activación sostenida hace más posible el trauma o los estados disociativos o la desorientación. Por ejemplo, ahí tenemos muchas técnicas para estabilizar a la persona y ayudarla a que su nivel de activación fisiológica esté en una ventana que facilita todo el trabajo cerebral de procesamiento o de digestión de esa experiencia.
Después, una vez está estabilizada, podemos hacer mucho para que todas las personas recuperen la sensación de control y de autodominio, porque sabemos que esta sensación de vulnerabilidad y de «yo no controlo» contribuye al trauma. Por eso, con técnicas muy sencillas y a veces preguntas muy concretas, ayudamos a que sientan que, han pasado una experiencia o están pasando una experiencia muy dura, pero que no se están volviendo locos, no están enfermos y que pueden controlar esta situación, gestionarla y pasar por ella por sus propios medios.
Después también los ayudamos a reactivar, desde el modelo en que trabajamos, todas las estrategias de afrontamiento, que ya tiene la familia y ya tienen ellos. Porque es verdad que ningún ser humano se cura solo, todos nos curamos con ayuda de los nuestros (de nuestros amigos, de nuestra familia…). Entonces, tenemos un papel importante en conectarlos, en recuperar su capacidad de afrontamiento y conectarlos con los suyos. Si después ese proceso se encalla en algún momento, ellos tendrán oportunidad de acudir a otros servicios de la red de asistencia, tanto pública como privada. Podrán hacer seguimiento con otros psicólogos o con otros equipos que les puedan ayudar. Pero las primeras horas, en el momento mismo de la emergencia, son el momento clave; si trabajamos bien ahí, probablemente estas personas serán del 85 % o 90 % de las personas que pueden pasar por una situación así, procesarla y digerirla simplemente con ayuda de ellos mismos y de los familiares, amigos, de su red de apoyo social.