Amparo Suay. Docente en el Máster en Drogodependencias

Periodista especializada en comunicación corporativa, web 2.0, e información social. Licenciada en Periodismo, Máster en Radio, Máster en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías, estudios de Sociología, actual Jefa de Prensa de la Fundación Salud y Comunidad

Redactora del «Blog de periodismo y comunicación corporativa»

Ética de la comunicación, una responsabilidad de todos

5 noviembre 2013

El pasado día 25 de octubre, compartí unas horas de formación con el alumnado del Máster en Drogodependencias de la UB-IL3, impartiendo la parte práctica de la materia de prevención en los medios de comunicación.

Este máster, de carácter presencial, está dirigido por el Dr. Xavier Ferrer Pérez, psicólogo coordinador del mismo desde sus inicios, y Director Técnico de la Fundación Salud y Comunidad, y la Dra. Adela Fusté Escolano, profesora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UB, y coordinadora del Prácticum del Máster en Psicología Clínica y de la Salud de la Facultad de Psicología de la Universitat de Barcelona.

El Máster en Drogodependencias de la UB-IL3 es el primero de estas características creado en Europa. A diferencia del máster virtual, en él se aborda el análisis del tratamiento de las drogodependencias en los medios de comunicación, recurriendo a profesorado experto en esta materia. Además, contempla una parte práctica en la cual se facilita al alumnado herramientas para un mejor abordaje como profesionales -y futuros profesionales- del ámbito de las drogodependencias que son, a través de role-playing y otros ejercicios prácticos.

Cabe señalar que el tratamiento informativo de las drogodependencias en los medios de comunicación no ha gozado de prestigio entre los profesionales del sector, ni en el ámbito periodístico más serio y riguroso. Se ha recurrido frecuentemente a estereotipos, reduccionismos, a la espectacularización con imágenes impactantes y tópicas, se ha descuidado el uso del lenguaje, etc.

Los medios de comunicación se han visto obligados a atender, por otra parte, la aparición de nuevos fenómenos o procesos sociales como el maltrato de la mujer, la discriminación de determinados colectivos, los movimientos desbordantes de solidaridad ante las catástrofes naturales, la protección a la infancia, la asistencia a las personas dependientes y tantos otros fenómenos derivados de mayores exigencias de justicia social, que requerían de ellos, no solo atención inmediata, sino, además, un conocimiento profundo de estos fenómenos complejos y una relación con las instituciones implicadas.  De este proceso, deriva la incipiente especialización o profesionalización de la información social, como se reconoce en algunos estudios del ámbito del periodismo.

La preocupación por el correcto tratamiento y representación en los medios de comunicación social de estas problemáticas es un fenómeno relativamente reciente. Probablemente, se trata de una muestra más de la atención a los nuevos problemas sociales (en realidad, nada nuevos) y del protagonismo cada vez mayor de los medios en nuestra sociedad, que obliga a replantearse el modo en el que abordan los diferentes aspectos de la realidad social.

En esta sesión del Máster en Drogodependencias, entre otros aspectos,  traté de trasladar a los alumnos algo que me parece fundamental: la idea de que es necesario que todos tomemos conciencia de nuestro papel como consumidores y ciudadanos a la hora de conseguir entre todos unos medios de comunicación más responsables, seleccionando por ejemplo unos contenidos y no otros. Al fin y al cabo, somos nosotros, con nuestras pautas de consumo, quienes determinamos en gran medida el éxito o fracaso de unos medios u otros.

Si, en general, a la cultura consumista y a la responsabilidad ciudadana le queda mucho por avanzar, en lo que se refiere a los medios está casi todo por hacer: el público adopta en relación a este segmento del mercado (seguramente el que a la larga más puede influir en sus vidas) una actitud muy poco activa, no solo a la hora de exigir cambios en los medios, sino también a la hora de aplicar por sí mismo criterios de responsabilidad en su uso y consumo.

En esta línea, durante la sesión recomendé la lectura de un libro, Ética de la comunicación y nuevos retos sociales. Códigos y recomendaciones para los medios de Hugo Aznar, profesor titular de Ética Pública y Ética del Periodismo de la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia). Se trata de una obra que recopila un amplio conjunto de recomendaciones y pautas éticas para mejorar el tratamiento que los medios dan a algunos de las problemáticas del ámbito social.

Estas recomendaciones son propuestas que han hecho públicas en los últimos años diversos colectivos y entidades, especialmente sensibilizadas hacia estas cuestiones, con el objetivo de mejorar su tratamiento mediático. Con esta recopilación se pretende que los estudiantes de comunicación las conozcan, así como divulgarlas entre quienes trabajan, investigan o se relacionan por cualquier motivo con los medios de comunicación. Se trata así de ir construyendo entre todos una ética de la comunicación a la altura de los complejos retos de nuestros tiempos.

Tras apuntar algunas ideas de esta obra, a continuación voy a desarrollar algunas de las que me parecen más destacadas.

Según se señala, la primera tarea pendiente para un mejor tratamiento informativo es formar al público, lectores, oyentes, televidentes, tanto en los centros educativos como entre los propios adultos, para fomentar su conocimiento de los medios y, de este modo, impulsar un consumo más responsable de los mismos. Aprender a conocer los mensajes y los recursos técnicos de los medios, su influencia y sus efectos, debe ser un aspecto más de la cultura general del ciudadano en una sociedad de la información y de la comunicación como la actual. De la importancia de esta educación en el conocimiento, uso y consumo de los medios y de la ineludible necesidad de tomar cartas en este asunto son buen testimonio algunos de los documentos recopilados en esta obra.

Dado un conocimiento mínimo de los medios, el siguiente paso sería adoptar un papel más activo y crítico respecto a su actividad, propiciando así una mejora de su calidad. Somos parte fundamental e interesada del proceso de comunicación social, como destinatarios, como consumidores y como ciudadanos, y es importante recordar que todos tenemos pleno derecho a adoptar este papel más participativo y crítico. Somos titulares del derecho a la información. Y de la titularidad de este derecho humano a la información se siguen, a su vez, otros derechos que deben terminar afectando al propio funcionamiento de los medios, uno de los cuales es precisamente el derecho de participación del público.

En cualquier caso, esta misma consideración como derecho humano nos sitúa a todos ante la responsabilidad ética de hacer un adecuado uso del mismo; ante el deber general, como público, de cuidar de un bien tan fundamental para la sociedad como es el de la información y la comunicación. Y aunque disponemos de poco margen para hacer efectiva esta responsabilidad, es evidente que al menos disponemos de la posibilidad de elegir, de consumir unos medios y no otros, de seleccionar unos contenidos y no otros. De modo que no solo cabe hablar de una ética de los medios, sino también de una ética de los usuarios, una ética que nos compete a todos.

Dado que la exigencia de un ejercicio más responsable de la libertad de que disponen los medios no se puede reclamar desde el derecho o el poder público – por el riesgo asociado de una posible disminución de esa libertad – y puesto que tampoco cabe dejar esa libertad abandonada a la simple lógica del mercado y la búsqueda del beneficio, queda una tercera opción: complementar la regulación pública mediante la regulación social; es decir con la autorregulación.

Existe un significativo número de mecanismos que pueden contribuir a que los medios cumplan mejor su función y a los que denominamos genéricamente mecanismos de autorregulación: códigos, estatutos de redacción, defensores del receptor, etc. La apuesta por la autorregulación trata de garantizar, de este modo, dos cosas difíciles de compaginar: la necesaria libertad e independencia de los medios y la necesidad cada día mayor y más urgente de que su labor se ajuste a criterios y pautas éticas, dada la magnitud de su influencia.

Para finalizar, algunas recomendaciones que se dan en este libro se refieren a aportar soluciones a través de las fórmulas que habilitan un periodismo ético de calidad. Por ejemplo, como sugieren los documentos, a través de una labor de documentación e investigación rigurosa que ayude a concienciar de la auténtica dimensión humana y social del problema y a llamar la atención sobre aquellos elementos del sistema que deben mejorarse.

También, mediante un periodismo de soluciones, presentando (por ejemplo, en el caso de la violencia doméstica) casos de mujeres que hayan escapado de este drama o de colectivos que hayan puesto en marcha iniciativas y medidas que han tenido éxito: ejemplos que pueden servir de modelo y acicate para que otras mujeres – y hombres- puedan enfrentar y resolver esta situación. Se pone de manifiesto, en general, la importancia de dar voz directamente a las personas implicadas y protagonistas de estas informaciones, y de facilitarles, a su vez, el acceso a estos contenidos.

O asimismo, mediante un periodismo de servicio que facilite la información necesaria para que cualquier persona en una situación de este tipo, que en este contexto podríamos aplicar a la adicción a las drogas, pueda saber cómo y por qué medios se puede salir de ella. Por ejemplo, facilitando teléfonos y direcciones de recursos, consejos y asesoramiento técnico, etc.

De esta manera, desde el ámbito de la comunicación, se puede realizar una buena labor periodística de prevención, sensibilización y concienciación de estas problemáticas sociales, al tiempo que una excelente labor humana.

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2 Comentarios

Ma. Cristina García Garza

Me gustaría saber dónde puedo adquirir el libro en México, me parece una magnífica opción de lectura para alumnos de periodismo, comunicación y relaciones públicas.

    IL3

    Hola María Cristina, te adjuntamos un enlace con los datos del libro y el correo de la Editorial. Esperamos que te sea de ayuda. Saludos, IL3-UB.

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