Cada vez más empresas son conscientes de la importancia de incorporar a su estrategia acciones para mejorar el bienestar de sus equipos. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 aprobados por la ONU promueven un mundo más próspero, igualitario y sostenible. En una palabra, un mundo más justo y más sano. El ODS3 se focaliza especialmente en fomentar el bienestar de las personas y para su consecución las organizaciones están llamadas a jugar un papel esencial.
Fomentar el bienestar laboral: una necesidad global
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), un 60% de las enfermedades tienen su origen en el estrés, laboral o personal, mientras que alrededor del 70% de las personas sufren o han sufrido estrés en el trabajo. A la luz de esto datos, resulta evidente la necesidad de tratar el bienestar de los profesionales.
Por norma general, los programas de mejora del bienestar se conciben como un complemento de otras actividades, como simples acciones aisladas. Sin embargo, esto no es suficiente. Es necesario que todas las acciones formen parte de un plan global y situarse en el centro de las estrategias empresariales y de las políticas de recursos humanos.
El sector sanitario: cuidar de los que cuidan
Si bien garantizar el bienestar y la salud emocional son factores que debería abordar cualquier empresa u organización, sea del sector que sea, resulta especialmente importante en el sector sanitario.
Durante largo tiempo, en los ámbitos sanitarios se han valorado principal y exclusivamente las competencias técnicas de los profesionales. No obstante, al margen de su indiscutible importancia, no pueden obviarse otras competencias: las competencias emocionales. Es fundamental ayudar a los profesionales de la salud a desarrollarlas y a otorgarles su debida importancia.
Los profesionales de la salud son profesionales muy comprometidos con el tipo de funciones que realizan, las responsabilidades que asumen y el especial servicio que prestan.
Ismael Rodríguez, director de Recursos Humanos del Consorci Sociosanitari de Vilafranca, tiene claro que “las competencias técnicas necesitan de las competencias emocionales para que produzcan los resultados deseados”. También concede una gran importancia a “la capacidad de gestionar las emociones en un entorno laboral con una fuerte carga emocional derivado de la naturaleza del trabajo desarrollado”.
Para el director de RRHH del Consorci, una empresa que quiera garantizar la salud emocional de sus profesionales “ha de tener políticas, procedimientos y procesos que faciliten un entorno y un ambiente laboral positivo basado en el respeto de las personas y en la promoción y desarrollo de la inteligencia emocional”.
La importancia de fomentar el bienestar según nuestros expertos
Gemma Segura Virella, una de las docentes del programa Organizaciones Saludables del IL3, apunta que “más allá de una moda, el bienestar debería ser un tema en tendencia con una clara finalidad: crear entornos más saludables”.
Desde el punto de vista de Elena Sorribes y María Palacín es necesario incidir en temas como son la gestión emocional, la gestión del estrés y la prevención de enfermedades psicológicas, además de todo lo relacionado con el trabajo con otras personas, es decir, en la esfera social e interpersonal en los entornos laborales. “El trabajo es un lugar de socialización en el que se dan todo tipo de relaciones e interacciones que pueden afectar frontalmente a nuestra salud y bienestar emocional”, apuntan. Y destacan la relevancia del autoliderazgo como “la habilidad de saber qué necesito, quién soy, qué fortalezas y qué debilidades tengo”.
Otra de las formadoras del programa, Elisenda Porras, opina que en la actualidad tenemos más presente la importancia del bienestar emocional a raíz de la pandemia. Para Porras, “desde entonces se ha dejado ver, de un modo más evidente, el impacto que tiene y cómo influye en todos los ámbitos de la persona, siendo uno de ellos el profesional”.
En palabras de Carmen Brit, “hasta la llegada del COVID-19, los temas que estaban sobre la mesa de los profesionales de RRHH eran trabajo en equipo, motivación, productividad… Ahora el principal problema es que las personas han pasado por una situación ‘extraordinaria’ que ha puesto de manifiesto las carencias en la gestión emocional intrapersonal e interpersonal”.
El Programa de Organizaciones Saludables y la experiencia del Consorci Sociosanitari de Vilafranca del Penedès
El Programa de Organizaciones Saludables se basa en la experiencia del IL3-UB en el ámbito de la inteligencia emocional, el mindfulness, la gestión del talento y la gestión y liderazgo de equipos.
Entre sus objetivos, destacan mejorar el positivismo, la automotivación y la salud psicológica, así como ayudar a desarrollar mecanismos para aprender a gestionar las emociones basados en la inteligencia emocional.
El Programa de Organizaciones Saludables se ha impartido durante el pasado noviembre en el Consorci Sociosanitari de Vilafranca del Penedès. Una vez finalizado, tanto los docentes como los participantes se han mostrado muy satisfechos. Buena prueba de ello es que “el interés de los asistentes no ha bajado en ningún momento, desde la primera a la última sesión, contrariamente a como sucede en programas de cierta duración”, asegura Ismael Rodríguez.
Rodríguez reconoce que el principal aspecto por el que se decidieron a llevarlo a cabo fue que “todas las diferentes áreas que aborda impactan en el bienestar emocional de los profesionales de manera que trata el tema de forma integral”. También resalta la calidad del equipo docente y el dinamismo con el que han conducido las sesiones.
Tanto participantes como docentes señalan que se trata de un programa muy completo, con una visión interdisciplinaria que permite tener al alcance un amplio abanico de recursos y herramientas. Y lo recomendarían a cualquier organización que quiera dar a sus equipos la oportunidad de mejorar en el cuidado de la salud en términos globales.Como recuerda Carme Brit, una de las formadoras, entre las herramientas básicas que forman parte de la metodología empleada, están la identificación de las emociones (aprender a poner nombre a aquello que nos pasa), comprender el origen de dichas emociones y cuál es su función, y regular las emociones”. Esta docente subraya la gran implicación que han mostrado los participantes del curso, que “se entregaron a él sin resistencias”.
