Rafael Bisquerra. Presidente de la RIEEB (Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar) y catedrático emérito de la Universidad de Barcelona

Educación emocional, ya. Es urgente y vital para el país

20 enero 2022

Hablamos con Rafael Bisquerra, presidente de la RIEEB (Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar) y catedrático emérito de la Universidad de Barcelona, sobre la salud de la educación emocional en el aula y las vías para consolidar su presencia en el sistema educativo. Según el experto, es crucial que los docentes comiencen a formarse para arrancar el círculo virtuoso que se genera cuando las emociones se sitúan en el centro del aprendizaje: mejoran el clima de la clase, reducen el conflicto y predisponen al alumnado a la adquisición de conocimientos y nuevas competencias.

Rafael Bisquerra actualmente lidera un proyecto impulsado por Escuelas Freta que tiene como objetivo la formación del equipo docente para incorporar la educación emocional en el día a día del aula. 

1. ¿Cree que el sistema educativo es permeable a incorporar la educación emocional en el currículum?

La LOMLOE, aprobada el pasado diciembre, cita por primera vez en una ley de educación en España la educación emocional como uno de los propósitos formativos. Por lo tanto, el sistema educativo es totalmente permeable a su incorporación. Pese a esta naturaleza, hemos de reconocer la existencia de importantes barreras. Partimos casi de cero:

  1. Falta de sensibilización del profesorado, más en el de secundaria que en el de primaria o de infantil.
  2. La falta de sensibilización se produce, en gran medida, a causa de la falta de formación en profundidad para una puesta en práctica eficiente.
  3. Falta de recursos para la formación continua del profesorado en ejercicio.
  4. Falta de formación inicial del profesorado. No hay ninguna materia de educación emocional en la formación del profesorado en las universidades.

2. ¿Cómo valoraría la realidad emocional de los alumnos de infantil, primaria y secundaria en España en la actualidad?

Hay aspectos positivos que hay que valorar. Hoy en día, gracias a la implicación de una parte del profesorado y a su voluntarismo, se está haciendo mucho más en favor de lo que era imaginable hace 30 años. Pero esto no se puede generalizar en absoluto. Tal vez llegue, en el mejor de los casos, a un 30% del alumnado. La educación emocional está más presente en infantil que en primaria, más en primaria que en secundaria y más en secundaria que en la universidad.

En general hay elevados índices de analfabetismo emocional. Basta con revisar la prensa diaria para concretar esta realidad:

En base a estos datos y en base a las evidencias científicas de los efectos altamente saludables de la educación emocional considero que se impone una necesidad en la cual conviene insistir: educación emocional de calidad, ya. Es urgente, se puede considerar un tema vital para el país.

3. ¿Qué impacto tiene en los niños, niñas y jóvenes la educación en competencias emocionales?

Diversos investigadores de reconocido prestigio[1] concluyen que los beneficios de la educación emocional se manifiestan principalmente en progresos significativos en el alumnado en cuanto a competencias sociales y emocionales; mejora de actitudes hacia sí mismo, hacia los demás y hacia la escuela; comportamiento positivo en clase; mejora del clima en clase; reducción del comportamiento disruptivo y mejora del rendimiento académico. Por otra parte, hay una disminución de problemas y conflictos, problemas de comportamiento, agresividad y violencia, y reducción de ansiedad y estrés.

4. Y en los centros… ¿es la educación emocional la puerta para un entorno escolar más “amable” para el aprendizaje formal e informal?

La respuesta es sí.

La explicación es compleja porque obedece a las múltiples causas sobre las que incide la educación emocional. Por ejemplo, la educación emocional se ocupa de la escucha empática. Esto es un competencia social y emocional muy importante. ¿Tiene algo que ver con el aprendizaje académico? Sugiero al lector, sobre todo si es profesor o profesora, que lo piense. El hecho es que muchos estudiantes suspenden por su incapacidad para escuchar. El profesor habla, pero el alumno no escucha. Escuchar requiere prestar atención en silencio. Actividades como meditación y mindfulness (atención plena) desarrollan estas capacidades, que no solo son importantes en educación emocional, sino que son esenciales para el aprendizaje académico.

5. ¿Cómo “cambia” el día a día de los equipos directivos y docentes en centros educativos que incorporan el componente emocional en sus Planes Educativos del Centro (PEC) y lo aplican?

Contribuye a mejorar sustantivamente el clima de aula, el clima de centro, las relaciones entre compañeros, la prevención de conflictos y la mejora del bienestar personal y social.

6. ¿Cree que la realidad de los centros educativos es la adecuada para formar en emociones?

Hay muchas cosas que deberían cambiar, esto es evidente. La educación emocional es un proyecto de largo alcance y por lo tanto se debe enfocar a largo plazo. El cambio en profundidad no se va a producir de hoy para mañana. Pero si nos lo proponemos, nos lo tomamos en serio, si hay formación de calidad en educación emocional y se aplican los requisitos señalados por las investigaciones científicas, podemos dar pasos importantes en la prevención de la violencia, comportamientos de riesgo y trastornos emocionales y, al mismo tiempo, contribuir a la mejora del bienestar personal y social. Esto es el objetivo de la educación emocional.

7. ¿Qué tipo de formación recomienda a los equipos de docentes para incorporar la educación emocional en sus centros?

Recomiendo el modelo de la RIEEB (Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar, rieeb.com) que consiste en una formación para todo el profesorado de unas 12 horas, seguida de una formación por etapas educativas (infantil, primaria y secundaria) también de unas 10-12 horas, y con un acompañamiento a lo largo de curso, con una frecuencia de una sesión mensual de unas 2 horas, para apoyar la puesta en práctica.

En esta formación se desarrollan competencias sociales y emocionales, consciencia emocional, regulación emocional, autoestima, autonomía, habilidades sociales, control de la impulsividad, tolerancia a la frustración, gestión de conflictos, toma de decisiones, mejorar la convivencia, prosocialidad, resiliencia, empatía, mindfulness, relajación, cultivar el bienestar, etc.

8. En su informe How to foster social and emotional skills (2015), la OECD indica cómo las autoridades educativas, los padres y los docentes tienen clave en desarrollar las competencias emocionales y sociales de los niños, niñas y adolescentes. ¿Cómo recomienda estructurar este ecosistema de actores volcados en la educación emocional?

La educación emocional es un trabajo en equipo. El primer destinatario es el profesorado. También se debería implicar a las familias. Se forma un triángulo entre profesorado, alumnado y familias (comunidad educativa), donde cada elemento es al mismo tiempo educador y educando en interacción permanente. Para que esto funcione recomendamos que en los centros educativos haya una “coordinación de educación emocional” cuyas funciones son animar, potenciar, gestionar, coordinar, impulsar, asesorar, aportar (recursos, materiales, actividades, ejercicios, técnicas, estrategias…), etc.


[1] Notas de la entrevista

 Durlak, J. A., Weissberg, R. P., Dymnicki, A. B., Taylor, R. D., y Schellinger, K. B. (2011).The Impact of Enhancing Students’ Social and Emotional Learning: A Meta-Analysis of School-Based Universal Interventions. Child Development, 82, 1, 405–432.

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