Conocemos como telemedicina a la aplicación de la telemática a la medicina o, más comúnmente, a la prestación de servicios médicos a distancia.
Para su implementación se utilizan las tecnologías de la información y la comunicación, con el fin de romper barreras geográficas que permitan una mejor accesibilidad a los cuidados de salud.
Pero la telemedicina no es buscar en internet qué nos pasa y auto diagnosticarnos. La Organización Mundial de la Salud la define como “aportar servicios de salud, donde la distancia es un factor crítico, por cualquier profesional de la salud, usando las nuevas tecnologías de la comunicación para el intercambio válido de información en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de enfermedades o lesiones, investigación y evaluación, y educación continuada de los proveedores de salud, todo con el interés de mejorar la salud de los individuos y sus comunidades”.
Esto ha adquirido una especial relevancia a raíz de la pandemia y, por eso, su implantación es cada vez mayor, aunque existen muchos retos todavía por alcanzar en este sentido. ¿Cómo es la telemedicina en España?
Telemedicina en España tras la COVID-19
Las estadísticas de la telemedicina en España desde que irrumpió la COVID-19 son muy esclarecedoras.
Nuestro país lidera la aplicación de la telemedicina tras la pandemia. Una encuesta de la plataforma Capterra arroja que el 62% de los pacientes ha recurrido al sistema de teleconsulta, por delante de países como Canadá o Reino Unido.
En ese sentido, un estudio llevado a cabo por mediQuo concluye que las consultas de telemedicina en España han crecido un 153% desde marzo de 2020, lo que demuestra que esta modalidad se ha consolidado en nuestro país.
Las comunidades en las que más se ha notado este incremento son Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid. Y las especialidades más solicitadas son pediatría, ginecología, dermatología y psicología.
Regulación de la telemedicina en España
Sin duda, la implementación de la telemedicina ha supuesto un beneficio para pacientes y personal sanitario, pero en España no existe todavía una normativa que la regule.
En nuestro país no hay una legislación específica que establezca un marco legal para la prestación de los servicios de telemedicina, y se complica su desarrollo debido a que las competencias en materia sanitaria corresponden a las comunidades autónomas, lo que dificulta una regulación común.
La telemedicina es una realidad, pero supone un reto muy complejo desde el punto de vista jurídico porque, como decimos, no existe una normativa cohesionada que la regule.
Tanto es así que, en un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se pide a España que impulse una legislación nacional que regule la telemedicina.
El organismo destaca que nuestro país es un referente en la prestación de servicios sanitarios a distancia, pero advierte de que otros países sí han establecido ya un marco regulatorio que permite su avance.
El futuro de la telemedicina
Se podría decir que la telemedicina es el futuro, pero la realidad es que ya es el presente. Por eso, es necesario afrontar ya todos los retos que se presentan en este sentido.
La telemedicina en España necesita, como hemos dicho, una legislación común, porque es una pieza clave en el futuro de la salud. Hacerla accesible al mayor número de pacientes con perfil adecuado para su será clave para su avance y para el desarrollo de los sistemas sanitarios de todo el mundo.