Dra. Cristina Martínez.

Jefa Adjunta de la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología y profesora asociada de la Universidad de Barcelona. Investigadora adjunta de la Universidad de California San Francisco.

«Dejar el tabaco es la mejor elección y más en tiempos de coronavirus».

30 mayo 2020

Cada 31 de Mayo la Organización Mundial de la Salud promueve la celebración del Dia Mundial sin Tabaco. La campaña de este año 2020 está destinada a informar a los jóvenes sobre las tácticas empleadas por la industria para promover sus productos y convertirlos en adictos, de modo que las tabaqueras puedan mantener su negocio. La campaña informa de las estrategias que utiliza la industria para manipular, a la vez está destinada a capacitar y empoderar a los jóvenes para que puedan hacer frente a dichas tácticas. El objetivo es disminuir la iniciación del consumo de tabaco y conseguir una generación futura libre de tabaco.

Imagen de la campaña del Día Mundial sin Tabaco 2020 de la OMS.

Sin embargo, este año el consumo de tabaco ha tomado un protagonismo imprevisto vinculado a la infección y el pronóstico de la COVID-19. Y es que la industria del tabaco ha seguido vendiendo sus productos en pleno confinamiento e incluso aprovechando la pandemia para promocionar los beneficios de la nicotina. A continuación, la Dra. Cristina Martínez, investigadora de la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología y profesora asociada de la Universidad de Barcelona, explica el conocimiento disponible entre el tabaco y el coronavirus (COVID-19).

En las últimas semanas, un estudio francés indicaba que la nicotina puede tener efectos preventivos en la infección por coronavirus, lo ha suscitado un debate entre los expertos. Se ha llegado a afirmar que «el tabaquismo y la nicotina podrían tener un posible efecto protector ante el coronavirus». ¿Qué hay de cierto en todo esto? y, ¿que nos indican las investigaciones al respecto?

Por una parte, es cierto que los estudios observacionales de casos clínicos realizados en China, Estados Unidos y Francia, han reportado una baja prevalencia de fumadores y exfumadores entre personas infectadas por el SARS-CoV-2. Sin embargo, estos estudios están sesgados ya que no demuestran una correcta monitorización del estatus de consumo, principalmente debido a un infra registro del consumo en el momento inicial de la epidemia. Para poder valorar si las personas fumadoras o no han presentado mayor probabilidad de infección se necesitan estudios de series de casos más completas que garanticen un buen registro del consumo de tabaco.

Por otro, el estudio francés que menciona- de Changeux et.al, y que se publicó hace unas semanas con gran cobertura en los medios- lanzó la hipótesis de que la nicotina podría prevenir el contagio, debido al supuesto efecto que ésta podría tener en la disminución de la expresión de la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ACE 2), que es el principal receptor del COVID-19 para la entrada en el aparato respiratorio. Pero, para entender esto, debemos poner en contexto que se trata de tan sólo de una afirmación, no testada en un laboratorio, y que explica la plausibilidad de mecanismos biológicos de acuerdo a otras investigaciones. Y, además, dicha conjetura proviene de un grupo investigador afín a la industria del tabaco, ya que con anterioridad la industria ha financiado sus investigaciones. Por tanto, se trata de una afirmación lanzada por un grupo que presenta conflictos de intereses con la industria del tabaco.

Además, el supuesto beneficio de la nicotina en la infección y pronóstico de la COVID-19 se contradice con otros estudios realizados en laboratorio que indican que la expresión de la ACE 2 es más elevada en las vías respiratorias de los fumadores, incrementando su vulnerabilidad al infectarse. De acuerdo con el trabajo de Blake et.al – publicado el 20 de mayo en la Revista “Journal Clinical Medicine”- la expresión de ACE2 es más elevada en los tejidos del sistema respiratorio de los fumadores y en las personas con problemas respiratorios crónicos, lo que incrementa la adhesión de SARS-CoV-2 a las células, es decir se incrementa la probabilidad de infección.

Dra. Cristina Martínez, investigadora de la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología y profesora asociada de la Universidad de Barcelona.

El artículo que concluye que la nicotina es beneficiosa por la COVID19, ¿qué riesgos tiene filtrar este tipo de dudas en los medios sin tener un fundamento real? ¿cree que este punto ha sido la excusa perfecta de muchas personas que fuman para seguir fumando?

Para acabar de contextualizar el trabajo publicado por Changeux et.al, a parte de lo comentado anteriormente sobre el historial de financiación de dicho equipo investigador por la industria del tabaco, hay que destacar que dicha afirmación- no sustentada con estudios en laboratorio ni en humanos- se publicó en una plataforma “Qeios Work” sin pasar por los procesos de evaluación por pares. Su rápida publicación en una plataforma de este tipo ha permitido la difusión de dicha tesis sin pasar por los controles de evaluación habituales en la publicación científica, saltando fácilmente a los medios divulgativos, algunos con un carácter sensacionalista. Todos estos factores han permitido que dicho trabajo fuera rápidamente difundido, creando la confusión general que consumir nicotina podría resultar beneficioso. Sin duda, este mensaje puede haber sido determinante en el mantenimiento del consumo de tabaco entre los consumidores en medio de la mayor pandemia de nuestra era.

En mi opinión, probablemente estemos enfrente de otro ejemplo de manipulación encubierta de la industria para generar pseudociencia a su favor. Puesto que la industria tiene la batalla perdida con su argumentario sobre los beneficios del consumo de tabaco, quizás ha iniciado una estrategia de confusión utilizando la nicotina. Otra de las tácticas frecuentemente utilizada por la industria y que también se puede referir a este caso es la manipulación de los medios de comunicación. De hecho, es muy probable que la industria haya intentado influenciar la publicación de ésta supuesta investigación objetiva en los medios ocultando que los investigadores no son neutrales y que habían obtenido financiación de su parte.

No hay duda, que estos mensajes crean confusión en la población en un momento de crisis global como es la pandemia por SARS-CoV-2, especialmente entre los fumadores que pueden autoafirmase en su conducta adictiva y frenar su deseo de abandono en momentos de cambios de comportamiento como ha sido el confinamiento.

En los estudios realizados en Francia se atribuye a la nicotina propiedades antiinflamatorias en los pacientes pero sin embargo no se tiene en cuenta el riesgo del tabaco en la salud de quienes lo consumen… ¿Cómo afecta realmente en los fumadores, la infección del virus COVID19? ¿Es un factor de riesgo de sufrir insuficiencia respiratoria grave y necesidad de recibir ventilación mecánica?

El consumo de tabaco está directamente relacionado con al menos 29 enfermedades que afectan a casi todos los órganos del cuerpo. Además, los fumadores tienen hasta dos a tres veces mayor probabilidad de morir que los no fumadores de edad similar, y se ha descrito que los fumadores tienen una esperanza de vida de 10 años menos. Además, el consumo de tabaco (incluyendo el consumo de productos diversos como los cigarrillos manufacturados, electrónicos y el tabaco por calentamiento) aumenta el riesgo y la gravedad de las infecciones pulmonares debido al daño que la combustión o el vapor de dichos productos causa en las vías aéreas superiores. De hecho, se produce un efecto inflamatorio de los pulmones que afecta negativamente a función pulmonar e inmunológica.  Por tanto, los efectos nocivos descritos provocan que los consumidores de tabaco sean más susceptibles a cualquier enfermedad infecciosa que afecte las vías respiratorias tal y como sucede con la COVID-19.

En relación con el riesgo de infección por SARS-CoV-2, y como se ha comentado anteriormente, los fumadores tienen más riesgo de infección al incrementarse la ACE-2 – o vía de entrada del virus a las células pulmonares. Pero es que, además, el gesto de fumar, que consiste en llevar a la boca varias veces el cigarrillo (u otro producto de tabaco) y desprotegerse de las mascarillas protectoras, constituye una vía de entrada del virus.

Por otro lado, cada día disponemos de más evidencia de cómo la COVID-19 afecta a los fumadores, y en estos momentos hay trabajos de revisión que han examinado los artículos originales surgidos hasta la fecha. Así la revisión sistemática de Vardavas y Nikitara (publicada en Tobacco Induced Disesease) indica que los fumadores presentan 1,4 veces más riesgo de enfermedad grave y 2,4 veces más probabilidad de mal pronóstico lo que incluye un compendio de eventos negativos entre los que se encuentran ser admitido en UCI, necesitar ventilación mecánica o morir.  También un reciente metaanálisis, de Patanavanich y Glantz (publicado en Public and Global Health) en el que se incluyen 19 estudios originales, muestra que las personas fumadoras con COVID-19 tienen 1,9 más riesgo de presentar un desenlace grave de la enfermedad que los no fumadores.

En conclusión, ¿se considera a los fumadores como «pacientes de riesgo» frente al virus COVID19?

Sin duda, el consumo de productos que contienen tabaco o nicotina provoca estrés oxidativo y destrucción de los tejidos pulmonares. Los alveolos, que realizan el intercambio de gases, se dañan en contacto con la combustión generada, y es por eso que los consumidores de tabaco, incluso los vapeadoes, tienen mermadas su función pulmonar.  Además, el consumo de tabaco reduce la capacidad de combatir las infecciones respiratorias. Estos aspectos, junto al repetido movimiento mano-boca, incrementan la posibilidad de entrada del virus al organismo.  Y este riesgo es aún mayor cuando se comparten productos de tabaco con otras personas, lo cual está totalmente desaconsejado en estos momentos, al ser una conducta de alto riesgo.

Conjuntamente, y con la evidencia comentada- que indica que los fumadores tienen mayor riesgo de infectarse de SAR-Cov-2 y que si éstos contraen la infección presentan más complicaciones y mayor letalidad – podemos afirmar que consumir tabaco es un riesgo evitable y por tanto las personas fumadoras se puedan considerar de riesgo.

¿Crees que los profesionales sanitarios deberían fomentar el abandono del consumo de tabaco para hacer frente al COVID-19? ¿Qué tipo de ayudas hay disponibles para dejar de fumaren la actualidad?

Fomentar el abandono del consumo de tabaco, ahora y siempre es una de las principales recomendaciones que un profesional sanitario puede realizar para incrementar la salud de sus usuarios y aumentar la salud en la población en general. En España hemos calculado que alrededor del 14% de las muertes de las personas mayores de 34 años se atribuyen al tabaco (Perez Rios 2020, Archivos de Bronconeumología), por tanto, dejar de fumar es el principal riesgo evitable de enfermedad y muerte.

Los fumadores cuando acceden al sistema sanitario suelen recibir la recomendación de dejar de fumar, y cada vez más centros sanitarios ofrecen programas para dejar de fumar como parte de su cartera de servicios.

En este sentido, la atención primaria – que es la puerta de entrada al sistema sanitario- ha desplegado una red de centros de atención primaria sin humo que incluye el 100% de los centros en Cataluña, de modo que todos los centros cuenten con profesionales formados que puedan ayudar a dejar el tabaco. Del mismo modo, la red de hospitales sin humo ha iniciado diversos programas en el sí de los hospitales para fomentar el abandono durante y tras la hospitalización. Además, algunos centros hospitalizados disponen de unidades especializadas para dejar de fumar como la que tenemos en el Instituto Catalán de Oncología. Otros recursos para dejar de fumar incluyen el servicio telefónico del 061 CatSalut Respon donde las 24 horas  de los 365 días del año pone a disposición de los ciudadanos profesionales cualificados que proporcionan ayuda para dejar el tabaco a través de su teléfono el “061”. 

En algunos casos, los fumadores pueden necesitar algún tipo de terapia farmacológica como sustitutivos de nicotina para disminuir el síndrome de abstinencia que se produce al interrumpir el consumo de nicotina durante los primeros días.  En este sentido, el Sistema Nacional de Salud, cofinancia desde el 1 de enero de este año un tratamiento farmacológico (la vareniclina) que debe contar con la prescripción y seguimiento del médico de cabecera.   A pesar de ello no todo el mundo necesita ni de una ayuda profesional ni de tratamiento farmacológico. Aunque si se han realizado varios intentos es recomendable solicitar ayuda a un profesional experto, quien proporcionará apoyo durante el proceso y podrá sugerir la mejor terapia farmacológica en cada caso, de modo que se incrementen las probabilidades de éxito.

Por tanto, ¡sin duda!, dejar el tabaco es la mejor elección y más en tiempos de coronavirus. Además, al dejar de fumar también se está protegiendo la salud de las personas próximas, ya que el humo del tabaco perjudica la salud pulmonar de los que no fuman, especialmente los niños. Este aspecto ahora que estamos en casa más que nunca es de vital importancia. 

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