Joan Maria Estrada. Director de la Escuela de Enfermería y Vicedecano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UB

IL3LIVE: El año de las enfermeras

21 abril 2021

Joan Maria Estrada, director de la Escuela de Enfermería y vicedecano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona, fue el protagonista del IL3Live sobre cómo ha impactado la pandemia en la práctica de la enfermería y sus profesionales. Según el experto, las enseñanzas adquiridas son enormes, ahora toca aplicarlas para que beneficien a quienes realmente ha de beneficiar: la sociedad.

Justo un año después de haberse iniciado la pandemia, IL3-UB dedicó un #IL3Live a entender como ha sido el impacto de la COVID en la práctica de la enfermería.

Para ello contó con la presencia del Dr. Joan María Estrada, director de la Escuela de Enfermería y vicedecano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona, con quien se ahondó en tres cuestiones principales: qué es lo que está cambiando en al gestión del talento de la práctica de la enfermería a consecuencia de la COVID-19, qué permanecerá inalterable a pesar del impacto de la pandemia, y qué cosas van a cambiar para siempre cuando ésta pase.

La enfermería, clave para la lucha contra la COVID-19

La primera pregunta es inevitable, tras meses de intenso trabajo por parte de los profesionales de la enfermería: ¿ha salido reforzada la profesión tras la pandemia? Para Joan María Estrada sin ninguna duda. El colectivo sabía de su valor, creía en sus competencias, y era plenamente consciente de lo imprescindible que es para la sociedad. Sin embargo, hasta que no llega la COVID-19, la sociedad no comparte esta visión, por lo que tras estos meses se produce ese reconocimiento social generalizado que faltaba. Queda de manifiesto la necesidad imprescindible de las enfermeras en nuestra comunidad.

Joan Maria Estrada se pregunta, sin embargo, que si más allá del reconocimiento la profesión el colectivo ha sido capaz de transmitir la situación realmente extrema a la que ha estado sometida, las condiciones en las que ha trabajado –y que de hecho todavía trabaja ya que la pandemia no se ha acabado– y la generosidad con la que se está atendiendo a toda la población. Para Estrada, aún queda camino por recorrer en este ámbito.

Referente a cómo ha cambiado la práctica diaria tras la pandemia, ¿han servido estos meses para avanzar en derribar la herencia del patriarcado de la medicina? Tal y como detalla el Dr. Estrada, esa percepción de una profesión al servicio de la otra ya estaba camino a derribarse antes de la pandemia, aunque reconoce que esa sensación de “acompañamiento” que tiene la medicina frente a la enfermería es aún detectable en algunos profesionales y situaciones. Para el experto, la pandemia en lo que sí ha ayudado es a reposicionar a las enfermeras en el sistema de salud. Previo al 2020, pese al potencial de las profesionales, éstas no tenían la oportunidad de desarrollarse al 100%. Ahora, tras la pandemia, según Estrada, se producirá un reposicionamiento no sólo mediático, sino real, de las profesionales en sus centros.

Recuerda que no es hasta hace 40 años que la enfermería no entró a la Universidad como carrera universitaria. En este tiempo, la profesión ha construido un corpus de conocimientos y de prácticas, autónomo y propio. Además, ha conseguido demostrar cuáles son las competencias imprescindibles y únicas de las profesionales: cuidados, sí, pero también investigación, por ejemplo. La pandemia lo que ha hecho es poner en valor el trabajo que se ha venido haciendo durante todo este tiempo, explica.

Gestión de equipos en el ámbito hospitalario

Y la gestión de los equipos en el ámbito hospitalario, ¿ha cambiado a consecuencia de la máxima exigencia a la que sometió a los equipos la pandemia? Estrada reflexiona que estos meses han demostrado que es más necesario que nunca que los equipos sean versátiles y que sean capaces de adaptarse. Destaca la capacidad del colectivo para entender la situación de excepcionalidad y responder a ella, lo que fue clave para que un sistema sanitario ya altamente tensionado no colapsara.

“Organizar en época de caos hace que tomes decisiones que, con la mirada del tiempo, se ve que eran claramente mejorables. Sin embargo, esa reorganización constante, minuto a minuto, que se vivió durante los primeros meses de pandemia fue para aprender a cómo se debía gestionar en caso de enfrentarnos a nuevos rebrotes, como así ha sido en la segunda y tercera ola”, detalla. Entre esas enseñanzas están los aprendizajes de cómo gestionar los espacios de un centro hospitalario, cómo formar a las profesionales o cómo conseguir los recursos materiales para garantizar la seguridad de la práctica de la enfermería. Todo ello ha sido clave en este año de lucha contra la pandemia. “Todos fuimos capaces de gestionar algo impensable”, reflexiona Estrada: “en mis visitas a los hospitales vi situaciones realmente kafkianas pero de un nivel de resolución magnífico, de una creatividad absoluta, con un aprovechamiento de espacios y recursos nunca antes visto”.

Las enseñanzas de la pandemia

En este escenario ¿estaban preparadas todas las enfermeras para lo que la pandemia provocó? A nivel teórico, sí, según detalla Estrada, reconociendo que a nivel práctico esta valoración seguramente es más subjetiva, ya que los conocimientos que se generan en la práctica diaria son, sin lugar a dudas, difíciles de medir y estandarizar. “Es evidente que todo depende de las personas. La realidad nos muestra que no siempre la formación en el puesto es efectiva, no porque sea un modelo obsoleto, sino porque depende de los profesionales y alumnos implicados, del tiempo disponible y de muchas otras variables que no son tan controlables como en el ámbito académico”.

Joan Maria Estrada explica que desde la UB se trabaja por dar un seguimiento estrecho a las prácticas, en un diálogo constante entre los profesionales y los alumnos. “Nuestros alumnos y los centros que los reciben están satisfechos con la experiencia de las prácticas. Está claro que es clave que existan formadores implicados y comprometidos en el puesto de trabajo, tantos como hagan falta. Pero también es clave que se haga un buen seguimiento por parte de la Universidad”.

¿Será el humanismo una cuestión inherente a la formación tras la pandemia? Ya lo era, las profesionales tenían ya ese chip previo al 2020, según detalla Estrada. “Lo que ha pasado es que la tecnificación de los tiempos, la realidad de los momentos, la situación de déficit estructural en la que desarrollan su trabajo las enfermeras hacia que no siempre la humanización estuviera en el centro”. En este sentido, destaca que la estructura física de los servicios impedía, muchas veces, llevar a la práctica esa humanización que los pacientes, y sobre todo sus familias, necesitan. Allí ha sido clave el papel de las enfermeras, alertando de la necesidad de no dejar este ámbito en el olvido: abrir los espacios, flexibilizar los horarios de visitas –en tiempos previos a la pandemia–. En estos meses la vocación de humanización se ha profundizado aún más si cabe.

Otro ámbito donde la profesión ha abierto un nuevo frente que puede ser útil continuar desarrollando en el futuro es la participación de los estudiantes en prácticas en las tareas de cuidado. Durante los meses más duros de la COVID su papel fue clave para destensar el sistema, detalla Joan Maria Estrada, y se confirmó la pertinencia de su implicación en la atención. En su opinión, es un perfil que debería ser estimulado por parte de las administraciones y las universidades a participar de manera más decidida en el ámbito profesional, en primera línea de la atención. Destaca, además, como se actuó rápido en diseñar el marco normativo bajo el que ejercerían –durante los meses de la pandemia un contrato de auxilio sanitario–, el que se ha demostrado que fue un éxito. Para Estrada, fue clave, además, el acompañamiento que recibieron estos estudiantes de últimos meses de carrera. Un dato: de los 240 créditos de la carrera de enfermería, 84 son eminentemente prácticos, lo que da una idea del porqué el éxito de la decisión de incorporarlos al sistema en primera línea de lucha contra la COVID-19. “La respuesta de los alumnos fue excelente”, destaca.

Más allá del centro hospitalario

Ya fuera de los centros sanitarios, la pandemia permitió poner de relevancia, también, el papel de la enfermería en otros ámbitos de la sociedad como ha sido el asistencial o el acompañamiento que se ha realizado a los centros escolares en el momento de retomar su actividad. Diversos son los skills que se demandaba a la profesión fuera del centro hospitalario, comenta Estrada, por lo que es difícil generalizar cuáles han sido las principales enseñanzas para las enfermeras. Lo que sí identifica son algunos rasgos transversales que han sido cruciales para el desempeño de la profesión en todas las áreas: el razonamiento crítico –sobre todo desde la perspectiva de la autocrítica–, la flexibilidad, y el interés por la formación continua. “si se continúan cultivando estos tres ámbitos sin duda se habrá ganado mucho para la profesión tras la pandemia”.

Un espacio donde sin duda la enfermería ha sido crucial es el ámbito asistencial. Aquí, según Estrada, se ha demostrado más que nunca la necesidad que la enfermera vuelva a tener un rol activo en el ámbito residencial. Si en la primera ola de la COVID-19 en marzo y abril de 2020 su papel era difuso, para enfrentarse a las siguientes olas se comprendió que era ella quien debía estar en la primera línea de la atención, y eso mejoró infinitamente la respuesta contra la pandemia. En ese sentido estrada fue contundente: “No ha de volver la gestión residencial al ámbito de servicios sociales en exclusiva, se debe mantener la implicación en primera línea de las administraciones de salud para actuar de manera eficaz, correcta y coordinada en caso de nuevos episodios como el que acabamos de vivir”, señaló.

¿Y a partir de ahora?

En opinión de Estrada, todo ha cambiado para que todo siga igual. La formación continua, por ejemplo, ha salido reforzada. Se ha formado diferente en estos meses, a contrarreloj, pero las metodologías aplicadas con anterioridad a la pandemia siguen plenamente vigentes. En su vertiente digital, la formación se ha demostrado altamente efectiva para contenidos teóricos…“Teóricos”, recalca un par de veces el experto durante el Live.

“La excepcionalidad nos ha hecho crear formaciones a medida, en un tiempo record, que eran cursadas en pocos días. Ha sido útil para una situación de emergencia, pero sin duda, no cuestiona los métodos contrastados de formación que hemos manejado hasta ahora”.

En este sentido, la formación práctica seguirá siendo clave, y en este ámbito, la simulación en la formación, seguirá ocupando un papel primordial. De hecho, ante la imposibilidad de acceso a los centros de los alumnos de primeros cursos, durante 2020 ha sido más importante que nunca su utilización en el aula. “Seguiremos apostando por ella porque se ha demostrado altamente efectiva”, detalla.

A partir de ahora toca reflexionar sobre las enseñanzas que la pandemia ha legado a la profesión, explica Joan Maria Estrada en las conclusiones del #IL3Live, para poder implementarlas a partir de ahora desde una situación más reposada: “El futuro es nuestro, vamos a crecer como profesión, vamos a incrementar el numero de plazas de nuestro alumnado en las universidades porque así lo demandan las autoridades sanitarias y el sistema… Yo creo que si sabemos aprovechar a todas las enseñanzas de la pandemia no sólo vamos a mejorar nosotros, que también lo haremos, sino quienes realmente ganarán serán nuestros pacientes”.

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