Según se deduce de recientes estudios llevados a cabo por el PMI (Project Management Institute) entre el 2010 y el 2020 15,7 millones de puestos de trabajo con el rol de gestores de proyectos serán creados. Además, con el crecimiento de la demanda, los salarios también deberían crecer entre un 10% y un 16% dependiendo de la región.
Los próximos años la especialización en gestión de proyectos va a experimentar un importante auge y crecimiento y se estabilizará y consolidará en aquellas regiones donde aún no ha penetrado con suficiente fuerza.
También el uso de Agile como una aproximación a la gestión de proyectos se ha incrementado dramáticamente en los últimos años. Gartner predice que en breve los métodos ágiles de desarrollo serán utilizados en el 80% de todos los proyectos de desarrollo de software.
Los estudios del PMI (Project Management Institute) han demostrado que el uso de la agilidad se ha triplicado en los últimos años.
Además, estos estudios demuestran el valor que puede tener la agilidad en la disminución de los defectos del producto, la mejora de la productividad del equipo y la entrega cada vez mayor de valor del negocio.
Muchos son los que se plantean que es mejor, si seguir con la gestión de proyectos basada en metodologías y estándares tradicionales (como las cubiertas por las certificaciones PMP y Prince2) o migrar hacía la filosofía y conceptos ágiles (como las cubiertas por las certificaciones PMI-ACP y Scrum Master).
Por lo general tendemos a asociar el concepto de agilidad a entornos de desarrollo de software y proyectos de tecnología, pero más allá de las referencias al software, la filosofía que comprende el pensamiento ágil y las diversas metodologías asociadas con Agile, como Scrum, Kanban, etc se pueden aplicar en otros sectores, especialmente a aquellos donde el alcance no está claro y tenemos dificultad para obtener los requisitos necesarios en fases iniciales de proyecto o proyectos que están sometidos a peticiones de cambios constantes.
Personalmente considero que no debemos marcar una línea de separación entre lo que son los estándares de gestión de proyectos tradicionales y la filosofía y métodos ágiles, ya que cada empresa, proyecto y situación son únicos y requieren de una adaptación específica contando con una selección de herramientas y técnicas concretas.
El buen gestor de proyectos, es aquel que tiene el conocimiento, experiencia y aptitudes necesarias para poder hacer un “traje a medida”, seleccionando para ello la metodología y herramientas más adecuadas para el proyecto en sí.
En muchas ocasiones nos encontraremos que se requerirá de un “mix” entre lo tradicional y lo ágil, es aquí donde el factor humano y la experiencia del project manager es esencial para seleccionar las herramientas adecuadas que permitan llevar al proyecto a buen fin y obtener la satisfacción de todos los stakeholders implicados.
me interesa saber más acerca de las metodologías ágiles y tradicionales para la aplicación de gestion de proyectos de infraestructura
el aporte es interesante, gracias