Francesc Casabella
Francesc Casabella. Ex alumno del Postgrado Digital Learning y Experiencias de Aprendizaje emergente

Profesor de Educación Visual y Plástica a ESO y Bachillerato artístico

Premio SIMO 2016 Mejor proyecto TIC y 1r premio profesorado 2017 del Consell Audiovisual de Catalunya

EDUCUBE, ¡el bachillerato se puede mejorar!

14 septiembre 2017

Hoy en día todo avanza a pasos agigantados, las empresas requieren personal cualificado que hable idiomas, que sepa desenvolverse a nivel tecnológico, con gran capacidad de resolución y adaptación en distintos puestos de trabajo, si no, en distintas empresas. Y esta presión se traslada no solo al mundo de la empresa sino a las propias familias y en consecuencia al entorno educativo.

Un informe, editado por Fundación Telefónica, determina que España es el país de Europa donde sus habitantes se conectan más a internet desde su smartphone, de hecho, es el país con más «smartphones» por habitante del mundo. A pesar de su potencialidad educativa el uso de dispositivos móviles es un tema controvertido en los centros educativos llegando en muchos a prohibir su uso. Incluso, en algunas comunidades autónomas, las autoridades han redactado normativas restrictivas no solo a los alumnos sino también a los profesores. Personalmente, como comenta Pitu Martínez, creo que prohibiéndolo se hace un flaco favor a la posibilidad de enseñar su correcto uso. Y éste justamente es un ejemplo de que aún hoy, el sistema educativo del país es igual a años atrás, donde la información del libro “va a misa” -frase hecha que nos remite paradójicamente a un estado donde su constitución lo define como aconfesional.

Por suerte, hay una tendencia que supera estas barreras, actualizando la forma de enseñar y adaptándola a los nuevos tiempos, primando el desarrollo personal por encima de la memorización. Cómo indica la pirámide del aprendizaje de Cody Blair, una persona aprende mucho más explicando conocimientos de forma activa que no escuchándolos de forma pasiva. Así que esta pequeña revolución ha llegado, se llame Escola Nova 21, Escuela Creativa, Horizonte 2020, Escolapios o cualquier equipo docente que apueste por ello. Desde las bases está mostrando sus frutos y esperemos que se quede, con la consiguiente aceptación y participación por parte de la sociedad, empresas, universidad e instituciones gubernamentales, porque como dice Eduard Vallory, “Hay que ayudar a los transformadores a noquear al sistema desde abajo.”

Y en este período donde muchos colegios e institutos se plantean una reformulación educativa a partir de nuevas metodologías y espacios polivalentes es cuando las familias vuelven a estar ilusionadas con el profesorado y el sistema, porque quizá, ésta será la oportunidad para invertir los informes que muestran una España líder de Europa en fracaso escolar.
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Una iniciativa que ayuda a esta nueva revolución es la formación del profesorado tanto desde el gobierno, los propios centros como la universidad para dotarles de herramientas que favorezcan este cambio esperado. Este último año y como ex alumno del Postgrado Digital Learning y Experiencias de Aprendizaje emergente del IL3-UB, en concreto, dentro del Módulo Coolhunter, el profesorado solicitó un último proyecto que debía revolucionar el entorno de trabajo, ayudándose de las redes sociales. Y aquí nació Educube,  una propuesta que parte del malestar educativo comentado anteriormente y que trata de aportar soluciones. Educube está pensado para aplicarse en la etapa educativa postobligatoria del Bachillerato, y pretende mejorar los resultados académicos y formativos a base de cambios estructurales que actualizan el sistema y lo dotan de nuevas dinámicas.

Educube se presenta en dos cubos que se pueden recortar y pegar, dando pie a una reformulación del sistema educativo con las siguientes características:

  • Reducir un 30% las horas presenciales en el centro, dando así, un tiempo al alumnado que deberá trabajar desde casa/biblioteca/centro cívico para avanzar en los proyectos que se vayan realizando. Además con esta propuesta se pretende evitar desplazamientos y tiempos muertos, como por ejemplo entre clase y clase. De esta forma cada individuo puede organizar mejor su tiempo.
  • Agrupar las horas lectivas de las materias en bloques de 100 minutos, con lo que la materia por ejemplo de inglés sólo se hará una vez por semana en el bloque respectivo, y se emplaza a la siguiente semana, siempre con unas actividades o retos a realizar online.
  • Potenciar el aprendizaje invertido -que no quiere decir aula invertida- de todas las materias que deberán tener un claro y eficaz seguimiento online, a parte de una repercusión en el aula para cohesionar, aglutinar y “absorber” los conceptos trabajados.
  • Mostrar documentados y resultados realizados por el alumnado en plataformas online, siendo así, una motivación intrínseca para el alumnado y su entorno ya que se visibilizará rápidamente todo el trabajo realizado y su evolución. Esto motivará e ilusionará al alumno para  seguir avanzado, así como mostrará errores y opciones no acertadas que le enriquecerán personalmente.
  • Promover la automotivación y satisfacción personal que favorecerá un aprendizaje rápido y efectivo. Con una actitud de superación, emprendedora y coolhunter se puede llegar más lejos y los retos se convierten en súper retos.
  • Las materias trazarán retos que estarán relacionados con temas sociales para mejorar el entorno. Evaluando sus carencias y proponiendo nuevas soluciones, ayudaremos tanto a los afectados como al mismo alumnado que segregará oxitocina en su cerebro, y esto provocará felicidad, que a su vez, retroalimentará la energía para los siguientes retos. Las materias deberán generar un Espacio Maker donde el alumnado pueda compartir recursos y conocimientos, trabajando en proyectos, haciendo networking y construyendo cosas. Es aquí donde se deberá tener en cuenta la opción de diseñar un crowfunding para conseguir económicamente la viabilidad de otro reto previamente apuntado, dando la visión de que todos los retos están ligados y hay que estar “despierto” para llevarlos a buen puerto. Ricard Faura ya nos habla de un nuevo ciudadano.
  • La neurociencia nos demuestra que no hay aprendizaje sin emoción. Hay que conseguir que el alumnado se involucre con las propuestas educativas y en este caso los retos pueden ser una clara fórmula para arropar y emocionar. Además, numerosos estudios concluyen que retenemos mucha más información cuando somos parte activa y debemos explicar o realizar actividades directas. Referentes como Anna Forés, la comunidad UNED2 o Fabricio Ballarini nos advierten de los grandes beneficios de la neurociencia.
  • Empatizar con todo el entorno, ya sea profesorado, alumnado, familias, barrio… como indican J.Guillén, I.Pellicer y A.Forés. Sólo siendo conscientes de las ilusiones, decepciones y situaciones de los demás podremos ayudarlos y cohesionar el grupo para fortalecerlo. Justamente la mayoría de retos se realizan por grupos, cuyos miembros se van cambiando para obtener una riqueza y diversidad metodológica y cultural. Hecho que nos lleva a un continuo estado de revisión para mejorar, como indica Javier Martínez Aldanondo. A la vez, se podría proponer que parte del profesorado vaya rotando trimestralmente por distintos institutos, expandiendo entre un mayor alumnado sus conocimientos metódicos y especificidad de la materia.
  • Trabajar por proyectos en distintas materias, favoreciendo una relación y flujos de conocimientos entre las mismas. Esta metodología se está aplicando en muchos centros educativos con resultados favorables en el alumnado, ya que le confiere una autoafirmación al individuo que enriquece la motivación y consecuentemente su adquisición de conocimientos, a parte de una gran superación de dificultades enfrente la vida misma.
  • Clara autoevaluación a partir de rúbricas que determinen qué grados se han conseguido y donde hay que reforzar para una adquisición plena. Basándose en información de Neus Sanmartí éstas mismas rúbricas se pueden actualizar y configurar con la ayuda del alumnado, momento en el cual se reflexionará donde se quiere llegar y cómo se puede hacerlo. Todo un gran proceso digno de la mejor educación reflexiva posible.
  • Interés en aplicar cierta gamificación en todos los proyectos, manteniendo así una tensión y competición sana que ayude a mantener la ilusión en los retos para no caer en la rutina o la desmotivación. Jose Luis Redondo nos informa de teorías probadas. Habrá pues, que tener una organización clara a lo largo de todo el curso con puntos clave donde el mismo alumnado puede decidir ciertas normas del “juego” e involucrarse más en la dinámica educativa, o hasta el punto de integrar a un mayor número de alumnado a partir de sus diferencias [8], el mismo alumnado por ejemplo podría ser jurado, revisores o evaluadores por turnos (hasta el punto de realizar las mismas rúbricas, y generando en ellos mismos una visión global del proceso).

Los distintos temas y caras del cubo también se presentan en formato revista digital descargable, para analizar su contenido en profundidad. Aunque también se puede visualizar con una presentación de Prezi. O resolver dudas con distintas respuestas concretas.

Pág2 v1.2-001Y para ampliar la experiencia, se incluye la opción de disponer de los cubos en realidad aumentada. Con la ayuda de una webcam/ordenador y tu móvil y siguiendo los pasos indicados, podrás tener el cubo entre tus manos.

Espero que las ideas del proyecto y su presentación te hayan gustado y te sirvan para futuros liderazgos. ¡Adelante!

¿Sabías que...?

Francesc Casabella es ex alumno del Programa en Digital Learning que te acompañará en la construcción y desarrollo del cambio de paradigma en educación, dando riendas al alumnado o al cliente interno, haciéndole gestor principal y partícipe activo de su aprendizaje, descubriendo y aprovechando su potencial y talento y estimulando su creatividad e innovación.

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