Existe una relación estrecha y circular entre trauma y adicciones, ya que éstas pueden tener un impacto emocional en la persona que se vuelve difícil de soportar, y a la vez, pueden ser un intento de sostener y sobrevivir a experiencias dolorosas. Este comportamiento es motivo de estudio por parte de la comunidad terapéutica, con el fin de encontrar tratamientos para las adicciones y, al mismo tiempo, ofrecer herramientas para manejar el origen de las mismas.
Trauma y adicciones: qué relación existe
Las adicciones pueden tener desencadenantes traumáticos. En ocasiones, la aparición de un trauma o problema puede causar un dolor insoportable para quien lo sufre. Esa ansiedad que no puede combatir lleva a esa persona a manifestar conductas adictivas con el objetivo de sobrellevar esas emociones o experimentar otras que le permitan dejar a un lado los miedos, al menos de forma temporal.
Existen diferentes factores estresantes que pueden dar lugar a este tipo de situaciones, como pueden ser las experiencias primarias de apego inseguro, de soledad, de negligencia, o cualquier experiencia adulta que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona.
¿Qué casos de trauma pueden dar lugar a adicciones futuras? La violencia psicológica, física y sexual, el aislamiento, las situaciones de desatención o negligencia sostenidas en el tiempo dentro de las propias familias, etc. Todo ello, en ciertos momentos, puede ocasionar problemas de salud mental como ansiedad o depresión, por lo que el trauma se convierte en un factor de riesgo para la aparición de adicciones.
Numerosas investigaciones concluyen que existe esa relación entre trauma y adicciones, especialmente en situaciones de mayor vulnerabilidad psicológica, como puede ser la infancia. Hay estudios que indican que los adolescentes que han sido víctimas de agresiones sexuales son cuatro veces más propensos a abusar de la marihuana y nueve veces más propensos a recurrir a drogas duras.
El consumo de ciertas sustancias adictivas proporciona a la persona un alivio temporal a su sufrimiento, pero, a largo plazo, se convierte en un problema añadido. Los síntomas de la ansiedad y las emociones negativas se incrementan, agravando el trauma.
La terapia de trauma en las conductas adictivas
Cuando una persona que ha experimentado una situación traumática recurre a una adicción a alguna sustancia o a algún comportamiento (tecnologías, sexo, juegos, etc.), el tratamiento de la adicción es más complicado si no se aborda al mismo tiempo el trauma. Por tanto, es necesario tratar trauma y adicciones de manera conjunta para que la recuperación sea posible.
El primer paso debe ser la desintoxicación, pero, ya que puede estar ligada a traumas que a menudo pasan desapercibidos (porque habitualmente la persona no es consciente de ellos), es importante la intervención tanto de médicos como de terapeutas especializados para poder realizar un diagnóstico más preciso.
Para gestionar el trauma de manera saludable, se requiere de una terapia especializada por parte de un equipo cualificado y experimentado. El objetivo es sanar esas heridas o traumas y desarrollar nuevos recursos para encontrar alivio sin recurrir a las drogas, al alcohol o a otras formas de adicción como pueden ser comer compulsivamente, apostar en juegos de azar, mantener relaciones sexuales de forma abusiva, etc.
Es importante señalar que las consecuencias de la combinación entre trauma y adicciones pueden derivar en problemas físicos a largo plazo, como dolor crónico, fatiga, enfermedades autoinmunes y un largo etcétera. De ahí la importancia de una intervención multidisciplinar en estos casos.
El asesoramiento familiar es clave para el tratamiento de trauma y adicciones. Por eso, para convertirte en un especialista en este tipo de situaciones, puedes confiar en la Formación de Postgrado en Intervención de Adicciones: Desde la Terapia Familiar, el Trauma y el Género, que imparte online el Instituto de Formación Continua Il3 de la Universidad de Barcelona.