Equipo docente del Máster Interdisciplinar en Atención Integral a la Cronicidad del IL3-UB

Antonia Martínez, enfermera; Sebastià Santaeugenia, médico especialista en Medicina Interna; Mercè Prat, enfermera, y Jordi Riba, trabajador social.

La atención a la cronicidad después de la COVID-19

29 julio 2021

El webinar impulsado por el Máster Interdisciplinar en Atención Integral a la Cronicidad del IL3-UB aportó luz sobre las cuestiones que deberían cambiar tras la pandemia: evaluar la realidad de los pacientes para dar continuidad a la atención, repensar el sistema en término de eficiencia y competencia para dar respuesta a las nuevas demandas sociosanitarias generadas por la COVID-19, integrar los sistemas informacionales o humanizar la atención para los profesionales, fueron algunas de las cuestiones planteadas por el panel de expertos.

El pasado junio el Máster Interdisciplinar en Atención Integral a la Cronicidad del Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona celebróel webinar Cronicidad y COVID-19: realidades al descubierto y 5 retos prioritarios. La sesión se planteó como un necesario debate interdisciplinar donde la enfermería, el trabajo social sanitario y la atención médica pudieron reflexionar en torno a cinco retos de futuro a los que se tendrán que enfrentar los profesionales de la cronicidad en la era post pandemia:

  • Reto 1. Retomar la continuidad asistencial a los pacientes crónicos y aquellos con necesidades complejas después de la pandemia. 
  • Reto 2. Escenarios de futuro prioritarios para dar una mejor atención integrada a las personas con cronicidad y necesidades complejas. 
  • Reto 3. La participación de la persona como reto de sistema en la toma de decisiones, en el autocuidado y en la definición de modelos futuros de atención. 
  • Reto 4. Los sistemas de información, ¿dificultan o facilitan la vida de los profesionales asistenciales? 
  • Reto 5. El cuidado de los profesionales: Qué herramientas necesitamos y de cuáles ya disponemos.

“Tal y como dice Trillas, debemos buscar las enseñanzas de estos meses de lucha contra la pandemia para generar nuevas respuestas interdisciplinares a futuros desafíos a los que debamos enfrentarnos”, comentó Antonia Martínez, enfermera, al inicio de la sesión en la que participaron Sebastià Santaeugenia, médico especialista en Medicina Interna; Mercè Prat, enfermera, y Jordi Riba, trabajador social.

RETO 1. Continuidad asistencial

¿Qué medidas debemos tomar a partir de ahora para situar a los pacientes en el centro de la continuidad asistencial?, preguntó al panel de expertos Antonia Martínez. Según Sebastián Santaeugenia, se complica la vuelta a la normalidad por el cansancio del personal, por el escaso tiempo que ha habido para reflexionar, y por el descrédito del sistema sanitario y social a consecuencia del desgaste de la pandemia. Para reiniciar la actividad normal recomienda centrarse en tres cuestiones claves:

  1. Ver en qué situación están las personas a las que se ha de atender y priorizar. Tras la evaluación, hacer pedagogía para eliminar las barreras que pueden provocar que las personas no vuelvan al centro sanitario. “Es prioritario retomar la atención de colectivos vulnerables con una edad más avanzada: pacientes con necesidades complejas y pacientes con enfermedades crónicas avanzadas. A ellos recomienda sumar los pacientes con necesidades de atención continua domiciliaria, en sus casas o en centros asistenciales”.
  2. Analizar qué recursos se destinan a atender a estas personas. No todas podrán dirigirse al centro, ni todas querrán acercarse a él. Se ha decidir qué recursos se destinarán a cada ámbito: al hospitalario, al primario, al domiciliario, etc.
  3. Se ha de poner orden en el binomio presencialidad/atención virtual. Pese a que el modelo de atención remota fue tremendamente útil, “el contacto con las personas sigue siendo el eje central de nuestro modelo de atención”, recordó Santaeugenia.

En relación a cómo retomar el contacto con estos pacientes, muchos de los cuales han vivido un paréntesis de atención, el Dr. Santaeugenia recuerda que los equipos de cronicidad no están reconocidos como tales en muchos ámbitos del sistema: “Este es uno de los retos de la atención primaria, tomar decisiones organizativas para responder a la realidad del colectivo al que nos estamos dirigiendo”, señala. Para el experto hace falta una evaluación a conciencia, y tras ella, tener la valentía y la perspectiva para realizar los cambios que hagan falta en el sistema.

Se planteó también el desafío de la continuidad de la atención social a pacientes con ciertos tipos de cáncer terminales o con EPOC, por ejemplo, para los que la Ley de Dependencia no es lo suficientemente ágil en dar respuesta a sus necesidades, una situación que en el futuro post pandemia también debería cambiar: “No sé exactamente de quién es responsabilidad, lo que si sé es que no es posible que la atención social dependa del traspaso de informes de un punto al otro del sistema cuando el tiempo corre en tu contra”, reflexionó Jordi Riba, trabajador social. Coincidió con esta visión el Dr. Santaeugenia, quien planteó, además, el dilema ético que con la promulgada Ley de la Muerte Digna se puede generar: ”¿y si es más fácil para una persona optar por morir que esperar la ayuda sanitaria y social que necesita para su situación?”, se preguntó.

RETO 2. Escenarios de futuro para los profesionales

Tal y como dice Herrera en relación al nuevo paradigma en la atención integrada, esta visión holística de la atención debe ser el leit motiv del diseño del sistema en sí, creando nuevas carteras de servicios donde se incluya lo mejor de la atención sanitaria y social. El objetivo: derribar la fragmentación entre ambos mundos que en con la COVID-19 se ha acentuado aún más.

Para Jordi Riba, trabajador social, una de las grandes consecuencias de la pandemia es precisamente la “crisis trascendental, económica y social”. Tal y como recordó Riba, existe una correlación directa entre la situación económica y la situación de salud: quienes sufren los efectos de la crisis son quienes necesitan mayor atención sanitaria. A ello se suma el impacto emocional: duelos difíciles de gestionar, pérdida de posición económica, etc.

“Sin duda habrá que repensar el sistema en términos de eficiencia de la atención dada la demanda de necesidades que generará la pandemia”, comentó Riba.

También habrá que repensarlo en términos de competencias, añadió Mercè Prat, enfermera: “Tenemos que ser capaces de analizar los nuevos desafíos con ingredientes de humanización: continuar practicando la escucha activa y la cercanía al paciente tal y como lo veníamos haciendo”, reflexiona, ya que es una actitud competencial clave para la recuperación del paciente. Por ello, para Prat, los escenarios post COVID demandan profesionales con las siguientes competencias imprescindibles:

  • Capacidad de tomar decisiones en un contexto de alta complejidad
  • Trabajar en equipo
  • Gestionar conflictos
  • Optimizar recursos de la atención
  • Empoderar a los pacientes y a su entorno cercano para favorecer la recuperación

Para la enfermera, las exigencias competenciales tras la pandemia sin duda han aumentado y no todo depende de la correcta actitud como se podía pensar antes, sino de casuísticas más complejas: “por ejemplo, de los tres ámbitos de la competencia, en el caso de la dimensión del saber no se trata sólo conocimiento: hay que saber pensar, saber comunicar, saber resolver, y sobre todo, saber desaprender. Por lo que respecta a la dimensión de la habilidad, no sólo se trata de hacer, sino reconocer cuándo podemos hacer qué, porque los recursos no son eternos, y en referencia a la dimensión de la actitud, no sólo se requiere saber estar, sino también saber transferir y convivir…”. Con estas competencias, según la experta, los pacientes se podrán sentir más acompañados, y con ello, mejor atendidos.

RETO 3. La persona en el centro

¿Han cambiado los mecanismos a través de los cuales el sistema hace partícipe a la persona de su proceso sanitario y social tras la pandemia? Para Sebastià Santaeugènia, no hay variación, ni tan sólo existen unos principios únicos. Sin duda la clave está en recoger la visión de los pacientes.

Y es que a pesar que existen planes al respecto, como es el caso de la propuesta del Picker Institute, no siempre son efectivos para la realidad de cada territorio. Por ello es imprescindible identificar a quién o quiénes representan el colectivo de pacientes, aquellos que recogen las necesidades, voluntades y preferencias de la población.

Hasta ahora, esta tarea se hacía, principalmente, a través de las Asociaciones de Pacientes: “sin embargo, detectamos que estas asociaciones cada vez se están profesionalizando más y están expuestas a los intereses de la industria, además, están compuestas por solo un 2% o 3% de la población a la que representan, por lo que se deben buscar otras vías para recoger adecuadamente la voz de los pacientes”.

Para Jordi Riba, uno de los grandes desafíos está en coordinar la atención ejercida por diferentes actores del sistema, los que muchas veces son subcontratas. “¿Es este modelo, el de diferentes proveedores el más adecuado? ¿Les está bien a los pacientes?”, se pregunta Riba, invitando a reflexionar al respecto. En este sentido, el Máster Interdisciplinar en Atención Integral a la Cronicidad ya contempla el debate respecto a este tema, recordó.

RETO 4. Sistemas de información. ¿Aliados o no?

Para Sebastián Santaeugenia, los sistemas de información son imprescindibles, pero el futuro muestra que se ha de desburocratizar al máximo la atención, objetivo que por el momento no se está logrando por dos barreras: “La primera, es que los sistemas de información no integran la gestión social y sanitaria en una única plataforma para una verdadera historia clínica integrada. La segunda es que no se ha incorporado en el sistema sanitario perfiles complementarios: la atención se basa demasiado en el médico, cuando hay otros profesionales que son claves en el servicio, como los administrativos, a los que podrían derivarse las tareas más burocráticas”.

Otro ejemplo claro de estos perfiles complementarios es la “enfermera de práctica avanzada”, capaz de hacer un seguimiento holístico de los cuidados, una  figura que puede trabajar codo a codo  con un “gestor de casos”, que puede ser una enfermera, un trabajador social o incluso un médico, capaz de tener visibilidad y tomar decisiones sanitarias y sociales considerando  realidad global del paciente.

Para Santaeugenia, es imprescindible preguntarse si el sistema está preparado para impulsar estos dos cambios –la integración de los sistemas y la inclusión de perfiles complementarios– porque su experiencia le ha demostrado que no por existir una integración organizativa entre lo sanitario y lo social –con entidades que operan en todos los niveles bajo una gerencia única– “el resultado es el esperado”.

Mercè Prat se refiere a la aceleración que se produjo en la adopción de las nuevas tecnologías en el sector sanitario a consecuencia de la pandemia: “no hubo tiempo para adaptarse y decidir si queríamos utilizarlas. Se hizo un uso intensivo de la misma que generó una incertidumbre comunitaria, incluso miedo, por el exceso de información que se generó”. A raíz de esta experiencia coincide con el Dr. Santaeugenia que es imprescindible racionalizar el uso de los sistemas de información y otras tecnologías destinadas a la atención remota: siempre preguntarse por qué y para quién. “Nos ayudan a ser más eficientes, a evaluar, automatizar… Pero no está tan claro que todos esos beneficios impacten en el paciente. Sobre todo si consideramos que los pacientes crónicos suelen ser personas con difícil acceso a la tecnología. Tenemos que poner orden en su uso para restablecer la relación de confianza persona a persona”.

RETO 5. El cuidado de los profesionales

El impacto en la salud emocional, el riesgo de contagio, las pérdidas vividas, COVID persistente, entre otras, son situaciones que han afectado al día a día de los profesionales durante la pandemia ¿Cómo gestionar un colectivo cansado y desmotivación tras meses de lucha contra el virus?

Jordi Ribas recuerda que se ha trabajado mucho en humanizar la salud pero desde el punto de vista del paciente. Tras la pandemia, hace falta humanizarla desde la perspectiva de los profesionales. “He vivido en primera persona los efectos emocionales dela pandemia. Tenemos que prepararnos para el retorno de los pacientes”, comenta, “tenemos que cultivar nuestra capacidad de resiliencia, nuevas habilidades y técnicas que nos protejan emocionalmente”.

Para Mercè Prat, la pandemia vino a agravar la situación de precariedad, escaso reconocimiento y sobrecarga burocrática que vivían muchos profesionales, a lo que se sumó una constante presión por cuestiones éticas y morales producto de las decisiones que la pandemia obligaba a tomar en cada momento. Prat recomienda que los profesionales se vuelvan a mirar como personas: que se cuiden, que se formen en programas como los propuestos en IL3-UB, y que apuesten por un estilo de vida sana que contrarreste las exigencias del trabajo: “Tenemos que permitir la ventilación emocional. Las emociones negativas que sentimos no tienen nada que ver con nuestra competencia profesional, sino con nuestro lado mas humano”. La enfermera apeló, también, a la capacidad de las instituciones y la administraciones para cuidar a sus profesionales: “gestión emocional propia, pero también soporte y reconocimiento”.

Jordi Riba reflexiona que quizás una de las grandes enseñanzas de la pandemia ha sido encontrar el equilibrio entre el escarnecimiento terapéutico –“tengo que salvar al paciente a toda costa”– y el nihilismo asistencial –“como es mayor y lo veo fatal me centro solo en atención paliativa”­–, un dilema que en el Máster Interdisciplinar en Atención Integral a la Cronicidad se trata en profundidad para apoyar la toma de decisiones de los profesionales y que ésta no se transformen en un peso personal para cada uno de ellos o ellas.

“Hemos visto que es imprescindible ir más allá del momento asistencial, debemos esforzarnos por conocer a ese paciente al que no hemos visto nunca, hablar con él o ella si es posible, con su familia, para así entender en qué punto se encuentra y entender hacia dónde tenemos que avanzar”. En este sentido, la formación multidisciplinar –como la que ofrece el Máster tanto en los módulos como los seminarios prácticos– también es fundamental.

¿Sabías que...?

El Máster Interdisciplinar en Atención Integral a la Cronicidad es un programa diseñado siguiendo las estrategias de cronicidad de los principales planes de salud de la Unión Europea.

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