Mortalidad atribuida a las infecciones nosocomiales
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) estima que más de 4 millones de personas adquieren de forma anual una infección nosocomial en la Unión Europea (UE), de los cuales aproximadamente 37.000 mueren como consecuencia directa de esta infección. Esta situación genera unas 2.536.000 estancias hospitalarias extras con un coste global de 1.534.100.000 € al año. Una gran parte de estas infecciones están provocadas por bacterias resistentes a los antibióticos «Multi-Drug Resistant Organisms» (MDRO). España no dispone de un sistema de vigilancia único para todo el estado lo que produce que no se dispongan de datos nacionales pero se estima que cada año mueren 3.200 personas en España relacionadas directamente con una infección que no tenían en el ingreso.
Las infecciones nosocomiales son declaradas, en muchos casos, como efectos adversos y en poco casos son recogidas como causas directas de mortalidad. No se disponen de datos de prevalencia de mortalidad sino que los datos de los que disponemos corresponden a extrapolar los resultados de estudios de incidencia realizados por equipos de investigadores que sigue un grupos de pacientes con una infección determinada y calculan cuántos pacientes han muerto y si esta muerte estaba incluida entre el momento de la detección y siete días posteriores, el cual se define como «early Mortality».
A continuación mostramos algunos estudios que han presentado datos de muerta relacionadas con las infecciones nosocomiales en nuestro país. Un primer ejemplo sería un estudio realizado en el Hospital de la Vall d’Hebron la muerte por infecciones por Candida (2002 a 2003) en un grupo de 345 pacientes diagnosticados de candidemia, un total de 150 murieron (44%) y de estos 74 durante los primeros 7 días (22%) (Almirante et al, 2005). Otro estudio, en este caso en niños sometidos a cirugía cardíaca determinó que la infección del sitio quirúrgico sigue siendo una fuente importante de morbilidad, mortalidad y aumento de los costos de salud. El objetivo de este estudio fue evaluar la eficacia de un programa de intervención diseñado para reducir la alta incidencia de ISQ observado en el Hospital de la Vall d’Hebron en pacientes pediátricos y se observó una disminución significativa en la incidencia de SSI del 10,9%, hasta el 1,92% con la disminución del riesgo de mortalidad relacionado con esta población tan vulnerable (Izquierdo, 2015). La diarrea asociada a Clostridium difficile (CDAD) es un problema en la comunidad, y en particular en los centros de salud. La incidencia de esta infección está aumentando, y se asocia con una considerable morbilidad y mortalidad, lo que implica un aumento significativo en el consumo de recursos sanitarios. En un estudio realizado en el Hospital del Valle de Hebrón, de enero 2006 a junio 2013, se siguieron 502 enfermos de los que 52 (10%) murieron en los 30 días posteriores al diagnóstico (Larrainzar-Coghen, 2015). En cuanto a la bacteriemia de origen urinario y su posible impacto en la mortalidad se disponen de pocos estudios en nuestro territorio, en un trabajo realizado en el Hospital del Mar, durante los años 2010 y 2011, y se siguieron 667 pacientes donde 28 enfermos murieron en el período de 30 posteriores a la bacteriemia (Horcajada, 2013). Los pacientes en hemodiálisis son pacientes en un alto riesgo de contraer infecciones nosocomiales. En un estudio realizado en el Hospital Clínico, con un total de 939 pacientes en 27 unidades catalanas de diálisis, 32 pacientes murieron por infecciones, la segunda causa de muerte en el grupo de estudio y una gran parte de estas se podían considerar como nosocomiales (Maduell et al, 2013). Estos estudios muestran que la mortalidad atribuible a estas infecciones es un riesgo muy importante para los pacientes en nuestros centros de salud
Coste de las infecciones nosocomiales
Los estudios de coste económico indican que a nivel global tienen un impacto altísimo sobre los sistemas de salud. En EEUU donde cada año aproximadamente 1.7 millones de pacientes sufren una infección nosocomial el coste anual se estima entre 28.00 y 45.000 millones de dólares. En la UE el coste superaría los 7.000 millones. En España no se dispone de este dato. En Cataluña el Programa VINCat lo cifra en 30 millones anuales. Únicamente estableciendo un programa de prevención de la bacteriemia de catéter supuso un ahorro de 10 millones.
Estos datos se calculan en base a estudios que han establecido el coste de cada una de las infecciones. Las bacteriemias relacionadas con catéteres vasculares son las más costosas, con un coste de 45.814 dólares (IC del 95%: 30.919 $ – 65.245 $), seguido de las neumonías relacionadas con la ventilación mecánica con 40.144 dólares (IC del 95%: 36.286 $ – 44.220 $), las infecciones de localización quirúrgica con 20.785 dólares (IC del 95%: 18.902 $ – 22.667 $), y las infecciones por Clostridium difficile con 11.285 dólares (IC del 95%: 9.118 $ – 13.574 $).
Riesgo para los profesionales
Si bien la mayoría de las infecciones nosocomiales actúan sobre personas vulnerables por su estado de salud y por los procedimientos a los que se ven sometidos el aumento en la resistencia de algunos microrganismos y la posibilidad de contagio si no se realizan las medidas de prevención de forma correcta existe entre los profesionales sanitarios. Epidemias de algunas infecciones como el Ebola o la Gripe H1N1, si bien no eran estrictamente nosocomiales, mostraron la vulnerabilidad de los profesionales frente a algunas enfermedades infecciosas de fácil trasmisión y gran virulencia. Carecemos de datos estadísticos del número de profesionales que han enfermedad por estas infecciones pero existe un interés creciente y una demanda por parte de los profesionales de disponer de la máxima formación para manejar correctamente los procesos infecciosos.
Resumen
En nuestro país las principales amenazas a las que se enfrentan los pacientes son las relacionadas con determinados procedimientos: las heridas quirúrgicas, las neumonías adquiridas través de las máquinas de respiración artificial, las infecciones urinarias relacionadas con el uso de sondas y las bacteriemias de catéter. Conocer y manejar correctamente estos dispositivos, que principalmente son parte de las competencias de la enfermera tiene un impacto directo en la reducción del riesgo. La enfermera debe formarse y liderar los programas preventivos ya que es quien a pie de cama del paciente tiene la posibilidad de gestionar los riesgos y adaptar los cuidados a las características de cada paciente. La formación es la clave para realizar nuestros cuidados dentro de la seguridad que requieren nuestros pacientes.
Muy buenos días Dr Enric Limón, felicitaciones por ese interes tan necesario de poder preparar al personal de enfermeria en tan importante tema de prevención;pero es valido para todo el equipo de salud,soy Enfermera de Vigilancia Epidemiologica,formada desde el año 1987;Dios lo bendiga,le deseo exitos en sus proyectos;me gustaria comunicarme con usted, saludos desde Ecuador.