«Las enfermeras se situarán en la toma de decisiones del sistema sanitario»

16 septiembre 2016

Albert Tort es el presidente del Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Barcelona (COIB). Desde su posición nos explica cómo vive la profesión situaciones como la entrada en vigor del Real Decreto de la Prescripción Enfermera, cómo poner en valor el papel de la profesión a través de un sistema más transversal y colaborativo y cómo prepararse para un futuro en el que, si no se actúa rápido, se agravará por la falta de enfermeras en el sistema.

¿Qué recomendaciones estáis haciendo a la profesión para seguir operando con garantías en el nuevo marco legal planteado por el Real Decreto 954/2015?

La publicación del Decreto cayó como un jarro de agua fría en toda la profesión. Ha significado un retroceso a situaciones preconstitucionales. Y no estoy exagerando. Es una ley que no se ajusta a la realidad de la práctica profesional de la enfermería. Es una norma que responde más a las demandas de los ‘lobbies’ profesionales y no a las necesidades de la población. Y no es un problema exclusivo de las enfermeras y enfermeros, sino del sistema: aplicarlo en ‘strictu sensu’ significaría una parálisis de la atención en 24 horas.

Desde el COIB se ha impulsado un Comité de Crisis en el que se han involucrado más de 52 entidades representativas de las enfermeras catalanas con el propósito de abordar la situación y lograr que el Govern apruebe una norma catalana de la prescripción enfermera que mejore la situación. El objetivo es disponer de una norma catalana que reconozca la prescripción autónoma, que ponga en valor los protocolos ya existentes, que defina el marco de colaboración con los médicos determinando qué fármacos y productos sujetos a prescripción médica se pueden gestionar y que no se nos obligue a hacer una formación que ya tenemos.

Desde la corporación y desde el primer momento hemos informado a las enfermeras de cuál es la situación tanto en nuestra web y canales de comunicación y nos hemos movido en el territorio para explicar en más de 25 sesiones informativas lo que las enfermeras necesitaban saber. Como recomendaciones siempre hemos hablado desde la prudencia, ya que esta no es la única ley que rige la práctica profesional por lo que los problemas pueden venir ‘por hacer’, pero también por ‘dejar de hacer’; el juicio clínico, la buena praxis y el criterio ético.

¿Qué papel han de jugar las enfermeras en el renovado enfoque de la atención sociosanitaria?

Los enfermeros somos los profesionales que estamos más cerca del usuario. Tenemos las competencias, la experiencia y las habilidades para hacer el seguimiento que el sistema necesita de los nuevos retos como es el de la cronicidad. Lo podemos ayudar en la adherencia al tratamiento, tenemos conocimiento de su situación personal y familiar.

En el paciente crónico complejo, por ejemplo, el médico acabará siendo un ‘consultor’ de la enfermera. No es una invención nuestra: en países más desarrollados como es el caso de Inglaterra ya funciona así. Se ha de hacer una apuesta valiente por poner en valor el papel de la enfermería: políticas a medio y largo plazo para redefinir el papel de cada actor en el sistema bajo un modelo de cooperación, no de subordinación. El recorrido que ha tenido la profesión es corto, académicamente tenemos sólo 40 años, por lo que aún queda mucho por definir.

 Albert Tort

A la luz de este recorrido ¿Cómo considera que es el posicionamiento del colectivo en el global del sistema?

Si las políticas sanitarias apuntan a que el centro es el ciudadano, cada uno de los agentes que interactúa con él tendrá que cooperar para dar las respuestas adecuadas. Con esto quiero decir que no esperamos un papel más o menos protagónico, sino que se reconozca el papel clave que ejercemos.

Actualmente, el protagonismo recae en el médico: la mayor parte de las acciones de salud en relación al paciente son ejecutadas por la enfermera, y pese a ello, los resultados se imputan al médico quedando la enfermería invisibilizada. Eso ha de cambiar. Hemos de eliminar corporativismos. Si en vez de funcionar con el paradigma que estamos todos bajo el paraguas del ‘médico’ y nos situamos de manera transversal, sin tener más o menos importancia, las cosas fluirán mejor. Cada uno en su ámbito de competencias, con sus responsabilidades y su cuenta de resultados.

¿Qué sería necesario para que esto se hiciera realidad?

Que el sistema de salud tuviese un ‘contrato programa’ de los servicios que la enfermería puede ofrecer a la ciudadanía y los pusiera a disposición de las instituciones sociosanitarias. Si los hospitales, centros de atención primaria, centros de salud mental, residenciales, etc., contratasen los servicios de esta manera, nos veríamos obligados a dar cuenta de los resultados, y con ello, seríamos más visibles en todos los ámbitos.

Un modelo alineado con el nuevo planteamiento que persigue conectar los servicios de atención primaria con los centros hospitalarios de referencia…

Ya no se puede concebir que la atención hospitalaria y la atención primaria vayan por separado. Lo mismo que el sociosanitario. El profesional que puede hacer de enlace y de coordinador del proceso asistencial es la enfermera. Si somos capaces de reconciliarnos entre las diferentes profesiones del sistema habremos hecho un gran avance. Si nos estancamos en la reivindicación, no evolucionaremos.

Europa cuenta con 8,4 enfermeros por cada mil habitantes. A nivel local, el sistema trabaja con 5,2 cada mil. ¿Qué medidas proponen desde el COIB para reducir este déficit?

Quiero insistir: se necesitan políticas a medio y largo plazo. Estamos desaprovechando muchas enfermeras y hay procesos que podría asumir nuestro colectivo que están siendo ejecutados hoy por otros profesionales. Si invirtiésemos en la profesión, el sistema estaría más cuidado.

Hacen falta políticas de contratación real, estables y no precarias, tendientes a aumentar la ratio de la profesión en el sistema. Hay que superar las consecuencias que la crisis ha traído: la salida de muchas enfermeras al exterior, el envejecimiento del colectivo a nivel nacional donde la gran mayoría está con perspectivas de jubilación inmediata con el consiguiente riesgo de falta de profesionales para cubrir la actual demanda.

¿Cómo evalúa la profesión la incorporación intensiva de tecnología para la gestión de la relación con el paciente?

La intensificación de la tecnología en los procesos asistenciales no ha de ser el objetivo, ha de ser el instrumento mediante el cual ofrezcamos mejores servicios. Ha de ayudar a la integración entre los diferentes sistemas, pero hemos de ser conscientes que no toda la población estará en condiciones de utilizar las TIC para dar seguimiento a su caso. Se ha de evaluar para cada situación si conviene un mayor grado de interacción tecnológica o si conviene una actuación más presencial.

Y en este complejo contexto, ¿cómo será la enfermera del futuro?

Será una profesional que se situará a nivel de toma de decisiones en el sistema, tanto a nivel clínico, como de gestión, de investigación o de políticas sanitarias. Las competencias existen. Hay un movimiento latente que comienza a poner a la enfermera en el centro del modelo. El colectivo ha de saber aprovechar esta oportunidad y consolidar sus procesos de participación en red.

Y este nuevo papel… ¿Demandará un nuevo enfoque en la formación?

La formación de las enfermeras a nivel de grado deberá adaptar sus sistemas pedagógicos para ayudar a la profesión a estar más preparada para dar respuesta a la atención en aspectos como la innovación o la capacidad emprendedora. Las enfermeras tienen una alta capacidad para identificar ineficiencias y proponer soluciones creativas para mejorarlas pero es necesario, desde todos los agentes, que hagamos un esfuerzo en dotar de herramientas y conocimientos a las enfermeras para que pueda transformar sus ideas en realidades.

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3 Comentarios

Josep de Martí

La aportación es totalmente correcta. Yo aportaría además un punto de vista demográfico. El envejecimiento de la población hace que se jubilen más enfermeras que las que se gradúan en la Universidad por lo que, no sólo habría que valorar más la labor profesional y potenciar el reconocimiento de los actuales profesionales sino, además potenciar que las Universidades generen más graduados. Sólo así podremos afrontar los próximos años con algo de optimismo.

Lorena

Totalmente de acuerdo con lo que se comenta en el post.
Saludos

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